La gran esfinge de Guiza

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Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 26 octubre 2016
Disponible en otros idiomas: inglés, francés
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Great Sphinx, Giza (by eviljohnius, CC BY)
La Gran Esfinge de Guiza
eviljohnius (CC BY)

La gran esfinge de Guiza es la estatua más fácilmente reconocible relacionada con el antiguo Egipto, y es una de las más famosas del mundo. La escultura, de un león tumbado con cabeza de rey egipcio, fue tallada en piedra caliza en la meseta de Guiza probablemente durante el reinado del rey Kefrén (o Jafra, 2558-2532 a.C.) durante el periodo del Imperio antiguo de Egipto (c. 2613-2181 a.C.), aunque algunos expertos (notablemente Dobrev en 2004 a.C.) afirman que fue creada por Djedefre (2566-2558 a.C.), el hermano de Kefrén, que intentó usurparle el trono tras la muerte del rey Keops ( o Jufu, 2589-2566 a.C.), el creador de la Gran Pirámide.

Otros egiptólogos, y estudiosos, profesores e historiadores ajenos a este campo, han afirmado que la esfinge es muy anterior a la fecha de la Dinastía IV en la que insiste continuamente la egiptología popular. Las afirmaciones de algunos de estos escritores, tales como Zechariah Sitchin y Erich von Daniken, hace mucho que han sido desacreditadas por los estudiosos de este campo, y las hechas más recientemente por otros escritores sobre este tema habitualmente se ignoran o se dice que son incorrectas o irrelevantes.

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Los estudiosos siguen estando en desacuerdo sobre quién hizo tallar la esfinge y cuándo se creó, pero todos están de acuerdo en que es una obra de arte impresionante que, durante muchos siglos, fue la escultura más grande del mundo. La esfinge mide 240 pies de largo (73 metros) y se alza a 66 pies de altura (20 metros), orientada en un eje recto de oeste a este. El egiptólogo Miroslav Verner comenta la importancia de la escultura, diciendo que:

La gran esfinge de Guiza es más que un simple símbolo del antiguo Egipto y el moderno. Es la encarnación misma de la antigüedad y el misterio. A lo largo de los siglos ha hecho volar la imaginación de poetas y científicos, de aventureros y viajeros. A pesar de que se ha medido muchas veces, se ha descrito, investigado con las técnicas científicas más modernas, y se ha discutido en conferencias científicas especiales, sigue sin haber respuesta para las preguntas fundamentales: ¿Quién la construyó, cuándo y por qué? (234)

Se han propuesto muchas teorías en un intento por dar respuesta a estas preguntas, pero hay pocas que las satisfagan todas, o con las que todo el mundo esté de acuerdo. Sin embargo, entre egiptólogos está comúnmente aceptado que la esfinge se construyó bajo el reinado de Kefrén durante la Dinastía IV del Imperio antiguo, cuando los albañiles que estaban construyendo el complejo piramidal se encontraron con una pieza enorme de piedra caliza y decidieron - o se les ordenó - tallar la esfinge con ella. La razón para hacer esto, y el propósito original de la esfinge, es algo que se sigue discutiendo continuamente.

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Nombre

La escultura nunca fue conocida como la "esfinge" por los antiguos egipcios. La palabra "esfinge" es griega y se acabó usando para la escultura egipcia en Guiza, según Verner (y otros) por una traducción del nombre egipcio, shesep-ankh ("imagen viva"), que los egipcios usaban para referirse a esta escultura al igual que otras representaciones de figuras de la realeza. Aunque esto bien puede ser verdad, también es bastante probable que la estatua simplemente les recordara a los escritores griegos su propia esfinge mitológica, como la bien conocida de la historia de Edipo, con el cuerpo de una bestia y la cabeza de una mujer. Los visitantes griegos, dicen los estudiosos como Verner, confundieron el nemes (el tocado a rayas del rey) con la media melena de una mujer.

Greek Funerary Sphinx
Esfinge funeraria griega
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Durante la época del Imperio nuevo de Egipto (1570-1069 a.C.), los egipcios llamaban a la esfinge Horemakhet (Horus en el horizonte) y nació un culto en torno a la estatua asociada con el dios Horus. Un "culto" del antiguo Egipto debe entenderse como algo parecido a las sectas de un movimiento religioso actual, no como se entiende hoy en día la palabra culto. Este era un culto solar que veneraba a Horus en su función de dios del cielo. Puede que Amenhotep II (1425-1400 a.C.) patrocinara este culto. Honró a la esfinge con un templo en honor a Keops y Kefrén, representantes de Horus en la tierra, tal y como afirmaban muchos reyes egipcios, pero el hecho de que eligiera a estos dos sugiere enérgicamente que entendía que había una conexión entre estos dos gobernantes de la Dinastía IV y la estatua. Por tanto, las inscripciones de Amenhotep II sugieren una fecha y nombres probables de los reyes asociados con su creación.

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El hijo de Amenhotep II, el príncipe Tutmosis, se quedó dormido una noche cerca de la esfinge y tuvo un sueño en el que la estatua le habló, quejándose de su estado y de cómo la arena la apretaba. La esfinge le ofreció hacer un trato a Tutmosis: se accedía a limpiar la arena y restaurar la estatua, él se convertiría en el siguiente faraón de Egipto. El joven príncipe aceptó el trato, restauró la esfinge, e hizo erigir la famosa Estela del Sueño, labrada en granito rosa, que contaba la historia de cómo el príncipe se convirtió en Tutmosis IV, faraón de Egipto (1400-1390 a.C.). El culto de la esfinge se hizo más grande tras el reinado de Tutmosis IV, probablemente en respuesta a la Estela del Sueño que animó a la gente a considerar la estatua como una deidad viviente capaz de influir en el futuro.

Los cristianos coptos del siglo IV d.C. llamaron a la esfinge Bel-hit, el guardián, y este nombre se sigue usando hoy en día. Hoy en día, los egipcios no se refieren a la estatua como "la esfinge" a no ser que estén hablando de ella con turistas extranjeros. Esta obra se conoce en árabe egipcio como Abu al-Hawl, "el padre del terror", y algunas facciones extremistas del islam la consideran una abominación idólatra. De hecho, en 2012, algunos clérigos asociados con los talibanes pidieron la destrucción de la esfinge y las pirámides de Guiza por esa razón.

Construcción

La meseta de Guiza tenía una apariencia infinitamente diferente en la antigüedad a la que tiene ahora. Los arqueólogos y geólogos que trabajan en la región han encontrado indicios, gracias a patrones de erosión, materia animal y vegetal fosilizada, y artefactos, que esta área hace unos 8.000 años era bastante fértil y abundaba la vegetación. El agua era abundante, y los acuíferos subterráneos lo siguen siendo, tal y como demuestran las dificultades que Zahi Hawass y su equipo tuvieron para explorar el hueco de Osiris de la Gran pirámide en 1999 debido al alto nivel freático. La lluvia era abundante en la región en torno a 15.000 a.C., y aunque fue disminuyendo con el tiempo, el área seguía siendo bastante fértil en la época de la Dinastía IV.

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La capital de Egipto durante el Imperio antiguo era la cercana ciudad de Menfis; Guiza fue elegida como la necrópolis de los reyes de la Dinastía IV, los constructores de las grandes pirámides, porque la habían usado los gobernantes del Periodo arcaico de Egipto (c. 3150-2613 a.C.) y posiblemente incluso los del periodo predinástico (c. 6000 - c. 3150 a.C.). El rey Zoser (c. 2670 a.C.) ya había construido su famosa pirámide escalonada y el complejo de Saqqara, mientras que en Guiza solo había mastabas. El rey Sneferu (c. 2613-2589 a.C.) perfeccionó el arte de la construcción de pirámides gracias a su trabajo en la pirámide de Meidum, la pirámide acodada y la pirámide roja. Para cuando Keops ascendió al trono en 2589 a.C., los egipcios ya entendían bien cómo trabajar la piedra y cómo crear monumentos a gran escala. Lo más probable es que Keops eligiera Guiza como el emplazamiento de su Gran Pirámide para poder mostrar su obra en el mejor lugar posible y lejos de las creaciones de sus predecesores.

The Pyramids, Giza, Egypt
Las pirámides, Guiza, Egipto
Shellapic76 (CC BY)

Kefrén sucedió a Keops y dio comienzo a su propio complejo piramidal, junto al de su padre. Se le acredita la creación de la esfinge porque la cara de la criatura se parece a la suya tal y como aparece en otras estatuas y por la manera en que parece que se ha labrado la esfinge. La teoría es que, en el proceso de construcción de la pirámide de Kefrén, los obreros descubrieron una gran masa de roca considerada inadecuada para el complejo piramidal, y con ella tallaron la estatua. Los historiadores Bob Brier y Hoyt Hobbs comentan al respecto:

La pirámide de Kefrén [estaba acabada] con un revestimiento brillante de caliza blanca, transportada de las canteras al otro lado del Nilo [y] dispuesta sobre bloques interiores de caliza cortados en la propia Guiza. Probablemente, mientras cortaban estos bloques interiores, los canteros dieron con una veta de roca más dura que fueron evitando, dejando así una pequeña colina. Kefrén hizo que tallaran el saliente en forma de león recostado con su cara: la famosa esfinge. (16)

La esfinge se sitúa alineada directamente con el complejo piramidal de Kefrén, lo que también respalda que fuera él el creador. Sin embargo, la localización de la estatua, y como se alinea con el complejo de Kefrén, ha llevado a algunos estudiosos (tales como Stadlmann del Instituto Arqueológico Alemán en El Cairo) a creer que la esfinge ya existía cuando Kefrén subió al trono y que su complejo se construyó explícitamente alineado con la escultura. El famoso egiptólogo inglés E. Wallis Budge (1857-1934) afirmó que la esfinge era mucho anterior a la época de Kefrén y que podría haberse creado en el periodo arcaico o incluso antes. Dobrev, como ya se ha dicho, afirmó en 2004 que la estatua fue completada por Djedfre, el hermano de Kefrén, en honor a su padre Keops y que la cara de la estatua se parece mucho más a Keops que a Kefrén. Dobrev también está de acuerdo con Stadelmann en que el complejo de Kefrén se orientó según la esfinge en vez de haber tallado la estatua durante la construcción, o poco después.

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Sphinx and Khephren Pyramid
La Esfinge y la pirámide de Kefrén
carinemahy (Copyright)

Sin embargo, hay ciertos indicios que apuntan enfáticamente hacia la construcción durante el reinado de Kefrén. Dejando de lado la cara de la estatua, se sabe a ciencia cierta que la caliza de la que está hecha la esfinge es la misma que la que se usó en la pirámide de Kefrén. La clase de habilidad técnica exhibida en la creación de la esfinge se puede ver en las estatuas de Kefrén y en las de los dioses de esta época del Imperio antiguo. La orientación del complejo de Kefrén sugiere que fue construido teniendo en cuenta la pirámide y el complejo de Keops, no la estatua, y que la esfinge fue creada a la vez que la pirámide, o poco después.

Otras pruebas de que la esfinge se creó después de las pirámides provienen de una inscripción en la pata izquierda de la estatua que data de 166 d.C. La inscripción conmemora el proyecto de restauración de los romanos de las murallas que rodeaban a la estatua en aquella época. La inscripción fue descubierta en 1817 por Caviglia (1770-1845) en su excavación de Guiza y fue traducida y publicada por el polifacético y rival casual de Champollion, Thomas Young (1773-1829), en Quarterly Review, Volumen 19 de 1818. Aunque esta inscripción no verifica ninguna fecha de construcción, sugiere que, durante el periodo romano de Egipto, se entendía que la estatua era más nueva que las pirámides, ya que dice que los creadores del monumento "lo hicieron alzarse junto a las pirámides" y que el propósito de la esfinge era vigilar al "amado príncipe" enterrado cerca (Leitch, 200). Sin embargo, la inscripción se podría interpretar como que la esfinge vigila al monarca contemporáneo de Egipto en 166 d.C., el emperador romano, y que la línea anterior no es más que una manera poética de decir que la esfinge se encontraba cerca de las pirámides en aquel momento. La inscripción se puede interpretar de cualquiera de las dos maneras, y además le faltan algunas líneas hacia el final. Aún así, aquellos que aceptan la fecha tradicional de la estatua durante la Dinastía IV apuntan a esta inscripción como una prueba posterior de su veracidad.

Controversia y desacuerdo

A pesar de todo esto, la esfinge desafía una situación en el tiempo tan fácil y cómoda. El ser humano, a pesar de que se diga lo contrario, no puede tolerar el misterio. Los misterios solo son intrigantes cuando concluyen con una resolución clara; la esfinge no ofrece una conclusión así de sencilla.

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En 1858 el arqueólogo Auguste Mariette (1821-1881) descubrió las inscripciones conocidas hoy en día como la Estela del Inventario cerca de la pirámide de Keops. La estela enumera 22 estatuas del Templo de Isis en Guiza y afirma claramente que Keops erigió un monumento cerca de la Esfinge; por lo tanto, la estatua debió de haber existido antes del gobierno de Keops y de Kefrén. Si la Estela del Inventario datase de la Dinastía IV, sería realmente una prueba sólida de que la esfinge existía antes del reinado de Keops y Kefrén; pero no lo es. La Estela del Inventario se ha datado positivamente en la Dinastía XXVI del Tercer periodo intermedio de Egipto (c.1069-525 a.C.). Los egipcios de aquella época a menudo invocaban los nombres de reyes anteriores, especialmente los de los constructores de las pirámides, en un intento de revivir los días de gloria. Parece estar claro que quien fuera que tallara la Estela del Inventario estaba intentando elevar deliberadamente el estatus del Templo de Isis haciendo que pareciera más antiguo de lo que era realmente, al datarlo de la época del gran Keops. De hecho, las ruinas del Templo de Isis en Guiza se han datado del Imperio medio (2040-1782 a.C.), mucho después del reinado de Keops.

Un argumento mucho más significativo para defender la construcción anterior del monumento es que, aunque los arqueólogos han encontrado inscripciones e indicios relacionados con la construcción de las pirámides de Guiza en la Dinastía IV, dónde vivían los trabajadores, qué comían y cómo les pagaban, nunca se hace ninguna mención a la esfinge. Esto es especialmente significativo si tenemos en cuenta lo minuciosos que eran los egipcios a la hora de documentar los proyectos de construcción. Incluso si intentásemos decir, como han hecho algunos, que tales indicios no han sido descubiertos todavía, sigue resultando extraño que una estructura tan grande y obviamente importante no la mencione nadie en ninguna parte en el momento en que se supone que fue construida.

Face of the Sphinx
La cara de la esfinge
John Kannenberg (CC BY-NC-ND)

Otro argumento en contra de que la esfinge fuera construida por Kefrén es que no es su cara. Dobrev afirmó en 2004 que la cara no era la de Kefrén, pero el geólogo el doctor Robert M. Schoch ya había dicho que no solo no era la cara de Kefrén, sino que la propia esfinge era muy anterior al reinado de este rey. Schoch y el egiptólogo John Anthony West contrataron al especialista forense Frank Domingo, con más de veinte años de experiencia en el departamento de policía de Nueva York haciendo bocetos de sospechosos y reconstrucciones faciales, para que examinara la esfinge y la estatua de Kefrén y estableciera si tenían la misma cara o no. La conclusión de Domingo, tras un estudio exhaustivo de ambas obras de arte, era que representaban a dos personas diferentes. Schoch también afirma además que la cara actual no es de un hombre, sino de una mujer.

Statue of Khafre
Estauta de Jafra
Tjflex2 (CC BY-NC-ND)

Tanto Schoch como West arguyen que la esfinge tiene varios siglos más de lo que dice la egiptología tradicional. Schoch, un geólogo de la Universidad de Boston, es conocido por haber afirmado que las marcas de erosión en la esfinge sugieren una abundante lluvia durante un largo periodo de tiempo. Este patrón climatológico no era evidente en la época de la Dinastía IV de Egipto, por lo que obviamente la estatua es anterior a este periodo. En respuesta al reto de la egiptología tradicional de mostrar pruebas de una cultura anterior a la época tradicionalmente aceptada de la civilización egipcia, una que pudiera haber creado un monumento como la esfinge, Schoch y West apuntan al emplazamiento ancestral de Gobekli Tepe en la actual Turquía, que data de hace 10.000 años y no se atribuye a ninguna civilización conocida. La escultura encontrada en Gobekli Tepe es tan sofisticada como la esfinge, y a veces incluso más.

Schoch y West, por tanto, arguyen que la cara no es la de Kefrén, que la datación de la escultura es completamente errónea, y que hay que revisar todas las afirmaciones basadas en tal fecha. Todo esto está contradicho por egiptólogos como Mark Lehner, que apuntan a las similitudes entre la cara de la esfinge y las estatuas de Kefrén, y a que los patrones de erosión de la estatua no tienen nada que ver con su antigüedad; si se diese tal erosión en la meseta de Guiza, no ocurriría en un solo monumento. Este debate en particular sobre la esfinge continúa hoy en día.

Los escritores Robert y Olivia Temple afirman no solo que la cara de la esfinge no es la de Kefrén, sino que ni siquiera es la cara original de la estatua. La cabeza de la esfinge es notablemente desproporcionada en relación con el resto del cuerpo; es mucho más pequeña. Los Temple afirman que eso se debe a que la esfinge no se talló en la Dinastía IV bajo el gobierno de Kefrén, sino varios siglos antes, y que originalmente no era un león sino el dios chacal, Anubis. Según esta teoría, la gran estatua de Anubis, que tradicionalmente cuidaba la necrópolis, no estaría fuera de lugar en el lugar que ocupa la esfinge de Guiza.

En el siglo IV, afirman los Temple, la estatua se volvió a tallar para representar a un león con la cabeza del rey porque en aquella época el león era un animal popular en la zoolatría (el culto a los animales). El tipo de antropomorfismo representado por la esfinge quedó firmemente establecido durante la Dinastía IV, pero se desconoce hasta cuándo se remonta en la civilización egipcia, o cómo empezó. La egiptóloga Rosalie David apunta a que "no queda ninguna fuente literaria que arroje luz ni sobre la práctica predinástica de la zoolatría ni sobre el antropomorfismo que pudiera haberse dado entre c.3000-c. 2800 a.C. Tan solo se puede especular sobre las razones tras su aparición" (53). David también comenta las representaciones de los dioses en general y la esfinge en particular, diciendo que:

Las formas y vestimentas de los dioses siempre se mostraban de una manera bastante uniforme, lo que no ofrece ninguna indicación sobre la fecha histórica de cada figura; la individualidad del dios o la función específica se representaba mediante un tocado distintivo y una cabeza de animal. Un ejemplo a la inversa de la mezcla de elementos animales y humanos se da en periodos posteriores, en la forma de la esfinge, donde se pone una cabeza humana en un cuerpo animal. Siempre que se aunaban elementos animales y humanos en un solo cuerpo, cualquier detalle que pudiese parecer superfluo o grotesco, como por ejemplo el lugar de unión entre la cabeza y el cuerpo, se ocultaba; en este caso, el área del cuello está oculta bajo las orejeras del tocado. (53)

Los Temple no estarían de acuerdo con este juicio, ya que afirman que la cabeza de la esfinge se volvió a tallar, reduciendo así el tamaño de la que fuera la cabeza de Anubis. De esta manera, las orejeras del tocado no se habrían usado para ocultar el área del cuello sino simplemente para usar la piedra de la cabeza original y también, por supuesto, para mantener la representación de un rey egipcio de esta época. Robert Temple también afirma que la cara no es la de Kefrén sino la de Amenemhat II (c. 1929-1895 a.C.), basándose en el estilo de las franjas del tocado de la esfinge, que dice que son características de la Dinastía XII del Imperio medio. Entre otras razones, los estudiosos que siguen la corriente tradicional rechazan estas afirmaciones porque en gran medida son especulaciones. No hay ningún tipo de prueba de que la esfinge tuviera una cabeza diferente en el pasado, y la diferencia de proporción entre la cabeza y el cuerpo de la esfinge se puede explicar fácilmente por la cantidad de piedra de la que disponían los canteros y por el proceso de trabajo: primero tallaron el cuerpo de la esfinge y después la cabeza. La cabeza se hizo más pequeña o bien porque no había suficiente piedra o para conseguir una mayor estabilidad.

The Great Sphinx of Giza
La gran esfinge de Guiza
Jorge Láscar (CC BY)

El geólogo Colin Reader refuta este argumento, apuntando a que los antiguos egipcios eran maestros del trabajo en piedra y no es posible que calcularan mal la talla de la esfinge ni que redujeran el tamaño de la cabeza en proporción al cuerpo simplemente por estabilidad. Hay muchos otros monumentos, apunta, de proporciones perfectas, que han sobrevivido el paso del tiempo. Reader arguye, con ideas parecidas a las de los Temple, que la esfinge originalmente tenía una cabeza diferente, pero afirma que era una leona, no Anubis. Reader basa esta afirmación, en parte, en una estatua de una esfinge del museo del Cairo que interpreta como que anteriormente tenía una cabeza de leona a la que posteriormente cortaron las orejas y volvieron a tallar la cara. Su principal protesta, al igual que otros, es que no hay ninguna explicación satisfactoria para la erosión de la esfinge ni para la proporción de la cabeza que el hecho de que sea anterior a la Dinastía IV y que en el pasado fuera un monumento diferente.

La egiptología tradicional se niega a considerar seriamente ninguna de estas afirmaciones, a menudo por buenas razones, y las descarta tildándolas de "pseudociencia". Aun así se siguen presentando estas afirmaciones y las pruebas que han presentado varios autores no siempre ha sido refutada, simplemente ignorada o ridiculizada. El historiador y egiptólogo Antoine Gigal defiende estas explicaciones alternativas y va más allá, diciendo no solo que la esfinge tiene varios siglos más de lo establecido, sino que además en algún tiempo hubo dos estatuas. Gigal cita la estela del Sueño de Tutmosis IV, que muestra claramente dos esfinges, y la estela del Inventario, que parece indicar que la segunda esfinge se destruyó en una tormenta.

Esta segunda esfinge se habría encontrado al otro lado del Nilo, paralela a la de Guiza. Que hubiera dos esfinges ciertamente habría seguido los patrones del arte y la arquitectura egipcias, ya que los antiguos egipcios valoraban profundamente el equilibrio y respetaban este concepto en todos los aspectos de su civilización, a menudo duplicando edificios municipales y monumentos (como por ejemplo la práctica de erigir siempre dos obeliscos). Gigal también afirma que había túneles bajo las esfinges que podrían haber conectado una a la otra. Ciertamente, se han encontrado túneles bajo la Gran Esfinge, pero se ha establecido que no llevan a ninguna parte.

La egiptología tradicional basa sus conclusiones en los precedentes y las pruebas; aquellos que se alejan de la visión aceptada basan las suyas en los mismos preceptos, pero no tienen la clase de formación que permite a los egiptólogos interpretar los artefactos dentro del marco del contexto cultural. Estas explicaciones alternativas normalmente se rechazan si no parece que sigan principios sólidos a la hora de sacar conclusiones, o si van en contra de la narrativa establecida sin tener suficientes pruebas. Sin embargo, en el caso de la esfinge, algunos de los que presentan una historia alternativa para la estatua han seguido la diligencia debida y aun así sus afirmaciones han sido rechazadas.

Misterios y mitos de la esfinge

La Gran Esfinge de Guiza es tan conocida hoy en día que se podría asumir que también lo era en la antigüedad, pero no es así. La estatua se menciona muy poco en las inscripciones egipcias. Ninguno de los materiales descubiertos en Guiza, o cualquier otro sitio en Egipto, menciona la construcción de la estatua; las pocas veces que se la menciona, se habla de ella como si hubiera existido siempre. Heródoto guarda silencio en cuanto a la esfinge, así como otros escritores griegos. Plinio el Viejo (23-79 d.C.) menciona la estatua en su obra Historia Natural y afirma que se la alababa como a un dios y que también servía de tumba; ningún otro escritor de la antigüedad confirma o contradice esta afirmación.

Great Sphinx & Great Pyramid of Giza (Artist's Impression)
La Gran Esfinge y la Gran Pirámide de Guiza (impresión artística)
Mohawk Games (Copyright)

Como ya se ha dicho, el origen de la Gran Esfinge básicamente se desconoce, y como también se ha dicho ya, al ser humano no le gustan los misterios. No debería sorprendernos que la egiptología tradicional se niegue a considerar teorías alternativas al origen y construcción del monumento porque hacerlo destruiría la cronología de la historia egipcia que se ha ido creando y desarrollando desde mediados del siglo XIX. Se suele decir que fue Napoleón quien dijo que "la historia es la fábula con la que la mayoría está de acuerdo", y esto es tan cierto sobre la esfinge como sobre cualquier otro artefacto o acontecimiento del pasado. La historia está formada de historias que cuentan los escritores que intentan interpretar y entender ya sea acontecimientos presenciados de primera mano o artefactos que sugieren cierta narrativa. Una vez que se acepta cierta historia de una civilización, una vez que el misterio de esa civilización se ha "resuelto", por así decir, las afirmaciones que cuestionan la validez de esa historia naturalmente serán rechazadas.

BÁSICAMENTE, SE DESCONOCE EL ORIGEN DE LA GRAN ESFINGE; VERNER ESTÁ EN LO CIERTO CUANDO DICE QUE ES "LA ENCARNACIÓN MISMA DE LA ANTIGÜEDAD Y DEL PROPIO MISTERIO".

Este mismo paradigma se puede ver en los mitos sobre la gran esfinge respaldados por los llamados escritores "New Age". Estos escritores afirman que la estatua tiene poderes sobrenaturales, que hay túneles debajo que conectan con una red subterránea (como ya se ha dicho, hay túneles bajo la esfinge, pero no llevan a ningún sitio) y muchas otras teorías "alternativas", a menudo relacionadas con extraterrestres, que siempre son rechazadas por los estudiosos tradicionales. Aunque no parece haber pruebas, o como mucho poco fiables, que respalden estas afirmaciones, la gente sigue manteniendo esta narrativa "New Age" porque respalda y alienta sus creencias sobre el mundo y el universo en general. Una vez que alguien se acomoda en cierto sistema de creencias, ya sea la ortodoxia del área de estudio al que pertenece, o cualquier otra cosa, es poco probable que cambie esas creencias por otras. Este paradigma también cubre las teorías de la destrucción de la nariz de la esfinge.

Los escritores siguen repitiendo la falsedad absoluta de que fueron las tropas de Napoleón las que dispararon a la nariz de la esfinge, rompiéndola, durante su campaña en Egipto en 1798-1801. El dibujo del artista francés Frederic Luis Norden de 1737 d.C. muestra claramente que la nariz de la esfinge ya había sido destruida y el dibujante Dominique Vivant Denon (1747-1825),que acompañó a Napoleón en su campaña muestra lo mismo. La nariz se podría haber dañado durante la invasión árabe del siglo VII, como han dicho algunos, o podría haber sido un clérigo musulmán del siglo XIV enfadado al descubrir que los campesinos egipcios seguían venerando la estatua como a un dios. Aunque estas posibilidades se mencionan a menudo, la historia de las tropas de Napoleón usando la esfinge para practicar sigue apareciendo en libros, documentales y artículos sin sentido crítico porque se ha convertido en parte de la narrativa de la historia de la esfinge: una fuerza invasora, incapaz de apreciar la grandeza de un monumento antiguo, lo vandaliza. En realidad, Napoleón admiraba las antiguas obras de Egipto y llevó consigo científicos, artistas e ingenieros para estudiar los monumentos y crear un registro, no para destruirlos.

Sean cuales sean sus verdaderos orígenes y su objetivo original, Verner está en lo cierto cuando dice que la gran esfinge de Guiza es "la encarnación misma de la antigüedad y del propio misterio" (234). Un gigantesco león recostado con cabeza de hombre plantado en mitad de una ancestral llanura pide a gritos que se le adjudiquen un motivo y una historia proporcional a la fascinación que ha inspirado a lo largo de los siglos. La esfinge está a la altura de su nombre ya que es un acertijo cuya mera presencia frustra cualquier intento de darle una respuesta satisfactoria. Incluso si se aceptaran todas las explicaciones alternativas del monumento, seguirían surgiendo otras propuestas alternativas. Al igual que con cualquier gran obra de arte, la esfinge está abierta a la interpretación, pero a diferencia de la mayoría, este problema de interpretación va más allá de la propia obra de arte y, a menos que se acepte la opinión convencional, da lugar a más preguntas que respuestas.

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Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2016, octubre 26). La gran esfinge de Guiza [The Great Sphinx of Giza]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15368/la-gran-esfinge-de-guiza/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "La gran esfinge de Guiza." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 26, 2016. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-15368/la-gran-esfinge-de-guiza/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "La gran esfinge de Guiza." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 26 oct 2016. Web. 14 oct 2024.

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