Constantino I (Flavio Valerio Constantino) fue emperador romano del año 306 al 337 d.C. y la historia lo conoce como Constantino el Grande por su conversión al cristianismo en el año 312 d.C. y posteriormente por su cristianización del Imperio romano. Su conversión fue motivada en parte por una visión que experimentó en el 312 d.C. en la Batalla del Puente Milvio en Roma.
Subida al poder de Constantino
Durante la Crisis del siglo III, el Imperio romano había sufrido múltiples dificultades: sequía, hambruna, plagas, inflación, invasión de bárbaros. Numerosos generales romanos se habían peleado por el gobierno del imperio, lo que resultó en guerras civiles y el gobierno de los llamados emperadores de cuartel que habían sido elegidos y a menudo remplazados rápidamente por el Ejército romano. Cuando las aguas se calmaron, el emperador Diocleciano (que reinó del 284 al 305 d.C.) no sólo dividió el imperio en Oriente y Occidente, sino que también nombró coemperadores. Bajo los coemperadores nombró Caesăris y Augusti para delegar el gobierno romano. El padre de Constantino, Flavio Valerio Constancio, fue uno de los césares del Imperio romano de Occidente y luego fue elevado a augusto. Entonces, en el año 306 d.C., Diocleciano tomó el paso sin precedentes de retirarse a su villa en Split (Croacia moderna).
LA NOCHE ANTERIOR AL ENCUENTRO EN EL PUENTE MILVIO, EN UNA VISIÓN O EN UN SUEÑO, CONSTANTINO VIO UNA IMAGEN CON EL TEXTO «IN HOC SIGNO VINCES» («CON ESTE SIGNO VENCERÁS»).
En el 306 d.C., cuando Constancio y su hijo luchaban contra los pictos en Inglaterra, a Constancio lo mataron cerca de York y las legiones en el campo de batalla proclamaron a Constantino como augusto. Con el retiro de Diocleciano, se vieron guerras civiles durante varios años en Oriente y en Occidente, a causa de la disputa sobre quién se convertiría en el único gobernante del Imperio. La contraparte de Constantino en Occidente era Majencio y sus tropas se encontraron en Roma, cerca del Puente Milvio, un puente que atravesaba los suburbios norteños en la Vía Flaminia. Majencio cayó en el río (con su armadura) y se ahogó. Constantino se convirtió en el único gobernante en Occidente.
La noche antes de efectuarse el encuentro en el Puente Milvio, Constantino rezó pidiendo el éxito en la próxima batalla. En una visión o en un sueño, vio una imagen con el texto «In Hoc Signo Vinces» («Con este signo vencerás»). La controversia todavía gira en torno a ambos, el evento y la imagen que vio.
Tenemos dos fuentes para la historia: Eusebio (260-340 d.C.), el obispo de la corte de Constantino, y Lactancio, (250-325 d.C.), un consejero de la corte y tutor de sus hijos. Ambos hombres contaron la historia, pero sólo lo hicieron años después del evento. Eusebio relató que Constantino vio el signo de la cruz, mientras que Lactancio escribió que lo que Constantino vio fueron las letras superpuestas chi y ro (las primeras dos letras de ‘Cristo’ en griego). Independientemente de lo que Constantino vio o experimentó, acreditó su victoria al Dios cristiano.
El Edicto de Milán
Aunque se aclame a Constantino como el primer emperador que adoptó el cristianismo, técnicamente, él no fue el primero en legalizarlo. En el siglo III d.C., varios generales promulgaron edictos locales de tolerancia en un intento de reclutar cristianos en las legiones. Luego, estos edictos se quedaron a medio camino cuando el contendiente había muerto en combate.
En el Imperio de Oriente, Galerio (que reinó del 305 al 311 d.C.) al principio había perseguido a los cristianos, pero en el año 311 d.C., dejó sin efecto esta situación mediante el Edicto de Tolerancia de Serdica. Licinio (que reinó del 308 al 324 d.C.) también había perseguido esporádicamente a los cristianos, pero tomó el edicto de Galerio como modelo y se reunió con Constantino en Milán para unificar posiciones. El Edicto de Milán fue promulgado en el año 313 d.C., con la estipulación adicional de que la propiedad «perteneciente a cristianos individuales o a las iglesias» que había sido confiscada o destruida sería devuelta o compensada con fondos.
La palabra tolerancia (del latín tolerantia) se suele utilizar para describir la posición de Roma con respecto a los numerosos cultos nativos. Sin embargo, no había una política oficial y lo que se toleraba era el pluralismo religioso; todos respetaban los dioses de los otros. Roma tenía un sistema de collegia, artesanos especializados y mercaderes, que se reunían para compartir comidas bajo los auspicios de un dios o diosa. Para reunirse, el gremio necesitaba tener permiso, un tipo de licencia, del Senado romano. El término religio licta («religión legal») suele utilizarse, pero en realidad fue acuñado por el obispo Tertuliano (siglo II d.C.) en su petición para obtener tal licencia para las reuniones de cristianos. En aquel momento, su petición fue denegada.
El Edicto de Milán ahora les concedía a los cristianos a través del Imperio tolerancia y permiso para reunirse en sus asambleas y así se legalizó el movimiento. El cristianismo fue desde entonces simplemente un culto nativo más entre los miles de cultos nativos a través del Imperio.
Los estudiosos continúan debatiendo y examinando las razones de la conversión de Constantino al cristianismo. Un elemento implica intentos en torno al año 300 d.C. para determinar la demografía del Imperio romano. El cristianismo había crecido sin interrupción desde el siglo I d.C. y para el año 300 d.C., hay estimaciones que dicen que, de una población total de 60 millones, 3 millones eran cristianos (los judíos todavía llegaban a los 11 millones). Algunos alegan que Constantino fue lo suficientemente perspicaz para prever las alas de cambio. Sin embargo, Constantino quizás pudo haber estado preprogramado para algunas de sus creencias.
Durante el reinado del emperador Aureliano (que reinó del 270 al 275 d.C.), el culto al Sol Invictus (es decir, 'sol invicto' o 'no conquistado') fue promovido como su culto de familia. Este culto también encarnaba los conceptos de Júpiter, Apolo y Helio. El Sol Invictus se incorporó con otro culto militar popular, el de Mitra. Al mismo tiempo, Aureliano también reorganizó las finanzas imperiales y reguló las importaciones y el precio de la comida a través de las provincias. Sus ideales pueden resumirse en «un dios, un imperio». Constancio y su hijo Constantino eran miembros del culto a Sol Invictus.
Es muy probable que Constantino estuviera expuesto a las enseñanzas cristianas en sus viajes con su padre. Hay informes de que ayudó a algunos cristianos para que recibieran compensación por daños a la propiedad cerca de Tréveris, antes de su conversión. También pasó tiempo y fue educado en varias cortes imperiales (en particular bajo Diocleciano). No podemos confirmar si su madre, Helena, era cristiana antes de la conversión de su hijo; tales detalles sólo se encuentran en historias legendarias posteriores sobre ella.
Muchos libros sobre Constantino continúan debatiendo el compromiso de Constantino como cristiano. La crítica respecto a la conversión de Constantino incluye los siguientes elementos:
El Edicto de Milán legalizó a los cristianos pero mantuvo en pie todos los cultos nativos.
Al Arco de Constantino (erigido en el 315 d.C. cerca del Coliseo) le faltan símbolos cristianos y contiene esculturas de ofrendas a Apolo, Diana y Hércules.
Constantino emitió monedas efigiadas con la imagen de sí mismo figurando como Sol Invictus y Helio.
Constantino no fue bautizado como cristiano hasta que no estuvo en su lecho de muerte.
Si alguno de los puntos antes mencionados se puede interpretar como una falta de compromiso o no es cuestión de opinión. Constantino heredó un vasto imperio, donde esperaba lealtad por parte de todos los ciudadanos. Él no podía eliminar abruptamente la antigua religión romana ni las tradiciones de los antepasados que estaban incorporadas en la vida cotidiana. Los cultos nativos no serían prohibidos por ley hasta el año 381 d.C., con el Edicto de Teodosio I.
El Arco del triunfo de Constantino fue encargado por el Senado romano en el 315 d.C. para celebrar su victoria contra Majencio. Los estudiosos debaten si el arco fue construido utilizando arcos antiguos en honor a Trajano, Adriano y Marco Aurelio para explicar la incorporación de estos símbolos. No sabemos cuántos cristianos había en el Senado en esa época, pero el Senado siempre fue un cuerpo conservador.
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Todos los emperadores promovían sus cultos de familia en sus monedas. Sin embargo, después del 319 d.C. ya no encontramos tales monedas, por razones desconocidas. En el 321 d.C., Constantino les prohibió a los cristianos que hicieran ofrendas en los templos nativos. Al reorganizar la política fiscal, hizo fundir muchas de las estatuas nativas para acuñar nuevas monedas.
El tema más debatido sobre la conversión de Constantino es su bautismo. Dadas las desenfrenadas guerras civiles en ese período, la mejor explicación es que Constantino sabía que como emperador iba a mancharse las manos de sangre. En este sentido, él era muy típico. Ejecutó a una de sus esposas y a su hijo (posiblemente a causa de los rumores de inmoralidad sexual). Esperar hasta el último momento para que los pecados de uno fueran perdonados es perfectamente lógico en su mundo. A pesar del retraso del bautismo, durante su reinado Constantino fue muy abierto sobre sus convicciones cristianas en sus cartas y discursos:
De hinojos a [ese Dios] invoco: huyo de toda sangre nauseabunda y de olores repugnantes y abominables, y me aparto de toda luminiscencia terrena, cosas todas con las que, embadurnándose el criminal y nefando error, a muchas naciones y a linajes enteros ha derribado, precipitándolos en los más profundos infiernos.
Eusebio de Cesarea, Vida de Constantino. (Traducción de M. Gurruchaga, página 341/422)
Aunque se mantuvieron los cultos nativos y las tradiciones, Constantino favoreció a los cristianos económica y teológicamente. Como su patrono supremo, Constantino les otorgó fondos a los cristianos para que construyeran sus basílicas y adquirieran propiedades, devolvió propiedad confiscada, nombró a cristianos en cargos de alto rango y eximió al clero cristiano del pago de impuestos. En lo que respecta al apoyo teológico, su posición como cabeza de la Iglesia al igual que del Imperio contribuyó a que las ordenanzas imperiales promovieran la unidad de creencia cristiana.
El Cisma donatista
CONSTANTINO EXPANDIÓ LAS IDEAS DE AURELIANO, PUESTO QUE AHORA PODÍA IMPONER LA REGLA DE «UN DIOS, UN EMPERADOR, UNA IGLESIA».
Durante la persecución de los cristianos bajo Diocleciano (302-306 d.C.), además de los arrestos, el emperador había ordenado al clero cristiano que entregara sus textos sagrados. Para evitar la prisión y las arenas, algunos, incluidos los obispos, lo habían hecho. Las divisiones aumentaron entre las comunidades cristianas y un grupo, dirigido por el obispo Donato, se mantuvo inflexible en que esos obispos ahora estaban manchados. Los obispos elevaron una petición a Constantino para que sirviera como mediador en este problema. Después de tantas guerras civiles, Constantino estaba decidido a inculcar la unidad a través del Imperio romano y ordenó la política de «perdonar y olvidar».
El obispo Donato rechazó esto y sus seguidores se establecieron en el norte de África donde cien años después tuvieron un enfrentamiento con Agustín de Hipona. Al promulgar la orden, Constantino se convirtió efectivamente en la cabeza oficial de la Iglesia. En esto emuló a Augusto (que reinó del 27 a.C. al 14 d.C.) cuando combinó la posición de pontifex maximus, la cabeza de la religión romana, con sus funciones de primer ciudadano. En el 324 d.C., Constantino derrotó a Licinio y se convirtió en el único emperador. En esa posición expandió esencialmente las ideas de Aureliano, puesto que ahora podía imponer la regla de «un Dios, un emperador, una Iglesia».
El primer Concilio de Nicea
Después de haber servido como mediador en el Cisma donatista, su siguiente y principal desafío vino en el 325 d.C. Un presbítero en Alejandría, Arrio, había estado enseñando que en algún momento, Dios había creado a Cristo. En varias ciudades se desataron disturbios y Constantino reunió a sus obispos en la ciudad de Nicea para resolver este asunto. El Concilio de Nicea dio como resultado la doctrina cristiana conocida como la Trinidad, la cual articulaba la relación entre Dios y Cristo. El Concilio votó para afirmar que Cristo era de la idéntica esencia de Dios, estaba presente en la creación y se manifestó (se encarnó) en la tierra como Jesús de Nazaret. Hasta que Cristo regresara, el ahora emperador cristiano reemplazaba a Cristo y así tiene el poder idéntico de Dios sobre la tierra mientras que gobierna. Fue después de este concilio que los emperadores cristianos comenzaron a ser representados con halos sobre sus cabezas y con los adornos simbólicos de la adoración divina que lo acompañan.
El concepto de un credo (del latín credo, «yo creo») fue una innovación cristiana. Con múltiples cultos nativos, no había una autoridad central que dictara lo que todos deberían creer. El Credo niceno o de Nicea formalizó un sistema de creencias, el cual fue promovido mediante el poder del emperador. Como tal, cualquier disentimiento no sólo era una herejía sino también una traición.
El Concilio de Nicea también estableció la fecha para la celebración en todo el imperio de la Pascua Florida. Algunas comunidades habían insistido en seguir la tradición evangélica de observarla durante la Pascua judía. Supuestamente Constantino escribió:
…pareció que era indignante que se cumpliese con esa santísima festividad siguiendo la práctica de los judíos, quienes al haber manchado sus manos con nefando crimen, forzosamente han de tener, los desgraciados, ensombrecidas sus almas… Por tanto, no tengáis nada en común con esa detestable chusma judaica; pues otra es la vía que hemos recibido del Salvador…
Eusebio de Cesarea, Vida de Constantino. (Traducción de M. Gurruchaga, página 281/422)
Constantino eligió la práctica que siguieron las iglesias en Roma: el primer domingo después de la primera luna llena que sigue el equinoccio de primavera. Los códigos legales que siguieron después bajo Teodosio I (que reinó del 379 al 395 d.C.) y bajo Justiniano I (que reinó del 527 al 565 d.C.) afirmaban que Constantino también creó legislación contra los judíos: los judíos no podían buscar a los conversos, tenían prohibido ser dueños de esclavos cristianos y no podían circuncidar a sus esclavos. Los cristianos que se convertían al judaísmo recibirían la pena de muerte. Por otro lado, al clero judío se le habían ofrecido las mismas excepciones fiscales que a los cristianos.
A Constantino se le suele dar crédito por haber determinado la fecha de la Navidad también, aunque ningún edicto haya sobrevivido. Los cristianos en Roma celebraban el evento en diciembre durante el festival de las Saturnales. El 25 de diciembre también era el cumpleaños de Sol Invictus y de Mitra y puede que se utilizara en un intento de unificar estos festivales. A partir de un calendario antiguo sabemos que en el año 336 d.C., al menos en Roma, esta celebración se estableció el 25 de diciembre.
Los primeros 300 años del cristianismo estuvieron dominados por la existencia de múltiples comunidades las cuales articulaban sus creencias de diversas formas; hasta Constantino, no había habido una autoridad central que determinara ni el dogma ni el ritual. En el siglo II, los escritos de los padres de la Iglesia produjeron lo que con el tiempo se convirtió en el dogma cristiano. Muchas de esas mismas ideas son evidentes en las cartas y discursos de Constantino. Los mismos padres de la Iglesia habían inventado el concepto de ortodoxia (la creencia correcta) contra otros puntos de vista que eran considerados herejía. Bajo Constantino, la herejía se definía en relación a estos dictámenes cristianos previos. Se confiscaba la propiedad de los herejes y su ejecución era la muerte en la hoguera. Los padres de la Iglesia habían determinado que solamente los Evangelios de Marco, Mateo, Lucas y Juan contenían las enseñanzas correctas, en contra de los evangelios gnósticos, y muchos estudiosos creen que estos cuatro, encontrados en el posterior Codex Sinaiticus (una versión anterior de la Biblia que data del siglo IV d.C.), se convirtieron en los oficiales bajo Constantino.
Arquitectura y arte cristianos
Al haberse originado como una secta del judaísmo, los cristianos mantuvieron al principio la prohibición de las imágenes. Durante el reinado de Constantino, el arte cristiano empezó a florecer, particularmente con la artesanía de los mosaicos. Como patrono de la Iglesia, Constantino proveía fondos para los artistas y artesanos; supuestamente hizo pintar el símbolo imperial del chi-ro, es decir, el crismón, o la cruz sobre los escudos de las legiones.
La tradición cristiana le acredita a Constantino el haber creado la cruz como un símbolo religioso, después de haber proscrito la crucifixión como modo de ejecución. Ningún edicto ha sobrevivido; esto viene posteriormente del historiador cristiano Salamino Hermias Sozomeno (400-450 d.C.), quien afirmó:
Él tenía un respeto singular por la cruz, tanto en reconocimiento de las victorias alcanzadas a su favor, como porque ella se le había aparecido en el aire de una manera milagrosa. Abolió el suplicio de la cruz, que era lo acostumbrado entre los romanos. Hizo que la grabaran sobre sus monedas y que la pintaran con su retrato.
Sozomène–Cousin, Histoire de l’église. Libro 1, Capítulo 8
Como emperador, Constantino continuó la práctica estándar de construir monumentos y basílicas (edificios públicos). Sus formas características ayudaron a formar los estándares para las iglesias, con una nave y ábsides para los altares laterales. En Roma, Constantino hizo construir las primeras basílicas de san Pedro y de san Juan en Letrán. Su nueva ciudad imperial, Constantinopla, fue famosa por su arquitectura imperial.
En el 325 d.C., la madre de Constantino, Helena, hizo un viaje de peregrinación a Jerusalén. Allí ella afirma haber descubierto los sitios arqueológicos asociados a Jesús, incluyendo la Vera Cruz. Entonces Constantino hizo construir la iglesia de la Natividad en Belén y la iglesia del Santo Sepulcro (que contiene la tumba de Jesús) en Jerusalén.
Constantino también hizo construir la iglesia de los Santos Apóstoles en Constantinopla. En su testamento, el deseaba ser enterrado allí como el treceavo apóstol. La iglesia sobrevivió al saqueo de Constantinopla de 1204 durante la cuarta cruzada, pero fue destruida más tarde.
A pesar de los escépticos, no hay duda de que Constantino, al combinar la Iglesia y el Estado, contribuyó a promover el crecimiento del cristianismo y la evolución de su teología. Constantinopla se convirtió en la sede del Imperio bizantino que gobernó a través de Oriente Medio hasta la conquista del islam en el año 1453: la caída de Constantinopla.
Edilsa Sofía es una antigua diplomática y educadora, especialmente interesada en las Artes y los asuntos culturales. Además de otros grados, tiene una maestría en traducción literaria.
Rebecca I. Denova, Ph D. es catedrática emérita de Cristianismo Primitivo en el Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Pittsburgh. En julio de 2021 se publicó su libro de texto titulado «The Origins of Christianity and the New Testament» (Wiley-Blackwell).
Denova, Rebecca. "Conversión de Constantino al cristianismo."
Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 10, 2021.
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Denova, Rebecca. "Conversión de Constantino al cristianismo."
Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 10 may 2021. Web. 10 oct 2024.
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Escrito por Rebecca Denova, publicado el 10 mayo 2021. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.