A lo largo de la historia, tanto antigua como moderna, aquellos que han sido encadenados han luchado para liberarse de sus opresores. Como ocurre con la mayoría de las civilizaciones (asiria, griega e incluso americana), la sociedad de la antigua Roma no consideraba ciudadanos a los esclavos sino una propiedad que proporcionaba mano de obra, tanto cualificada como sin cualificar. Las revueltas de esclavos, ya fuera en Roma o en otros lugares, obviamente representaban un peligro para todos los ciudadanos, y si bien la mayoría de estas revueltas se reprimieron rápidamente, una revuelta en el siglo I a.C. causó suficiente preocupación en el Senado romano como para que este convocara a dos de sus grandes generales para aplastarla. Durante un período de dos años, este "pequeño" levantamiento, liderado por un antiguo gladiador, inició lo que se conocería como la tercera guerra servil. Este hombre se llamaba Espartaco.
Si bien se sabe poco de sus primeros años de vida, Espartaco era originario de Tracia, una zona al noreste de Macedonia, y pudo haber sido un soldado romano. El historiador Plutarco lo describió como culto e inteligente, "más griego que tracio". Se desconoce cómo pasó de ser soldado a ser capturado (junto con su esposa) para convertirse en gladiador. Sin embargo, debido a su físico y fuerza únicos, llamó la atención de un entrenador llamado Léntulo Batiato y fue enviado a una escuela de gladiadores en Capua, una ciudad al sur de Roma. La vida en una escuela de gladiadores era cruel y dura, así que en el año 73 a.C., él y 78 de sus compañeros esclavos se rebelaron utilizando cuchillos de cocina. Al escapar, se encontraron con una pequeña caravana de carros que transportaba armas y la capturaron, para huir después al cercano monte Vesubio. Pronto, se le unieron pastores y esclavos locales aumentando así su pequeño ejército a un poco más de 70.000 hombres y comenzaron a saquear todo el centro de Italia para sobrevivir. En su "Vida de Marco Licinio Craso", Plutarco escribió lo siguiente sobre la fuga:
Doscientos de ellos idearon un plan para escapar, pero al quedar al descubierto el complot, setenta y ocho, informados a tiempo, se anticiparon a todas las medidas, sacaron cuchillos de cocina y atizadores de una tienda de asados y abandonaron apresuradamente la ciudad. En el camino encontraron unos carros cargados con armas de gladiadores, destinadas a otra ciudad: saquearon los carros y se armaron.
LA DERROTA DE DOS EJÉRCITOS ROMANOS POR ESPARTACo ALARMÓ ENORMEMENTE AL SENADO ROMANO.
Aunque tuvo un éxito inicial considerable (incluso llegó a derrotar a los ejércitos de dos pretores y al gobernador de la Galia Cisalpina y se apoderó de su armamento) Espartaco se dio cuenta de que Roma acabaría ganando y por lo tanto decidió viajar al norte, a los Alpes, para regresar a casa. En el 72 a.C. dividió sus fuerzas en dos partes; la mitad (los galos y los germanos) se unió a su compañero el gladiador Crixo, mientras que el resto (en su mayoría tracios) se fue con Espartaco. Aunque su intención era regresar a Tracia, muchos de sus seguidores se negaron a abandonar Italia y en vez de eso se dirigieron hacia el sur. Plutarco escribió al respecto:
...marchó con su ejército hacia los Alpes, con la intención (cuando los hubiera rebasado) de que cada uno fuera a su propia casa, algunos a Tracia, otros a la Galia. Pero ellos, confiados en su número y engreídos por su éxito, no quisieron obedecerle, sino que anduvieron por Italia devastándola; de modo que ahora el Senado no solo estaba preocupado por la indignidad y la bajeza que representaban tanto el enemigo como la insurrección, sino que consideró el asunto como algo alarmante y de consecuencias peligrosas.
Si bien Espartaco abandonó rápidamente cualquier idea de atacar Roma, su éxito contra los ejércitos de dos cónsules puso en alerta al Senado hasta tal grado que este decidió llamar a un antiguo seguidor de Sila, Marco Licinio Craso, para liderar un ejército contra él. El asediado Espartaco, con la esperanza de aumentar sus fuerzas, contrató a piratas de Cilicia para que lo llevaran a Sicilia. Desafortunadamente, él no llegó a la isla, pero sí su dinero. Craso atrapó a los esclavos rebeldes en Brutia (Calabria), donde murieron 6.000 rebeldes, pero Espartaco finalmente pudo abrirse paso (aunque solo con un tercio de sus fuerzas) para escapar una vez más y avanzar hacia el sur, además de derrotar a dos de los lugartenientes de Craso.
Sin embargo, al final fue acorralado, derrotado y asesinado en Lucania, aunque su cuerpo nunca se encontró. Plutarco comentó sobre los últimos momentos de Espartaco:
...abriéndose camino hacia el mismo Craso a través de muchas armas voladoras y hombres heridos, no logró alcanzarlo, sino que mató a dos centuriones que cayeron juntos sobre él. Finalmente, después de que sus compañeros huyeran, se quedó solo, rodeado de sus enemigos, y todavía se defendía mientras era abatido.
Más de 6.000 rebeldes capturados fueron crucificados y sus cuerpos se exhibieron a lo largo de la Vía Apia desde Capua a Roma.
Craso esperaba derrotar a Espartaco antes del regreso de Pompeyo de España. Desafortunadamente, Pompeyo regresó a tiempo para derrotar a 5.000 seguidores de Espartaco y así le robó la mayor parte de la gloria. Si bien ambos fueron elegidos para un consulado en el año 70 a.C., se produjo un profundo conflicto. Plutarco escribió al respecto:
Craso tuvo buena suerte y no solo desempeñó un buen papel como general, sino que expuso valerosamente su persona; sin embargo, Pompeyo se llevó gran parte del mérito de la acción. En efecto, se encontró con muchos de los fugitivos y los mató, y escribió al Senado que Craso había vencido a los esclavos en una batalla campal, pero que había sido él quien había puesto fin a la guerra.
La guerra y el papel de Espartaco en ella tuvieron un efecto duradero.Julio César, al convertirse en dictador vitalicio, recordó esa rebelión y decidió evitar el surgimiento de otra. A través de una serie de leyes, esperaba reducir la dependencia de Roma en los esclavos fomentando la contratación de trabajadores libres. La historia tiene opiniones diferentes sobre Espartaco: para algunos es un héroe y un portavoz de los oprimidos, mientras que otros lo ven como un rebelde cruel y desalmado. Independientemente de cómo se perciba, se lo recuerda por liderar la revuelta de esclavos más famosa de la historia de la antigua Roma.
Profesional en lenguas con estudios literarios. Profesor de castellano, escritor, traductor y entusiasta de la historia. Áreas de interés: literatura, artefactos antiguos, la historia de las religiones, la astrología, la arquitectura, la historia militar y del arte.
Donald impartió clases de Historia de la Antigüedad, de la Edad Media y de los Estados Unidos, en el Lincoln College (Normal, Illinois) y desde que comenzó a estudiar sobre Alejandro Magno, siempre ha sido y será un estudiante de historia. Le ilusióna transmitir conocimientos a sus alumnos.
Wasson, D. L. (2014, agosto 14). Espartaco [Spartacus].
(D. V. Caballero, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-882/espartaco/
Estilo Chicago
Wasson, Donald L.. "Espartaco."
Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. Última modificación agosto 14, 2014.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-882/espartaco/.
Estilo MLA
Wasson, Donald L.. "Espartaco."
Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 14 ago 2014. Web. 09 oct 2024.
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Escrito por Donald L. Wasson, publicado el 14 agosto 2014. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.