La Angola portuguesa en el suroeste de África fue la primera colonia europea del continente. Si bien a partir de 1571 el asentamiento en el interior resultó problemático, los portugueses obtuvieron una gran cantidad de esclavos que enviaron a sus colonias insulares del Atlántico y al Brasil portugués hasta el fin de la trata de esclavos en el Atlántico en el siglo XIX.
La capital, Luanda, se asentó en la costa, por lo que los portugueses lucharon contra los reinos de Kongo, Ndongo y Matamba para hacerse con el control del interior. En las guerras de Angola, las cambiantes lealtades tribales redujeron el número relativamente pequeño de afroportugueses, pero la ayuda de Brasil, ansioso por mantener el flujo de esclavos, resultó crucial. El proceso de descolonización de mediados del siglo XX fue uno de los más sangrientos y caóticos de África, y la guerra civil continuó mucho después de que se obtuviera la independencia en 1975.
Luego de su llegada al África occidental los portugueses comenzaron a explorar más al sur a finales del siglo XV. Tras la colonización portuguesa de Santo Tomé y Príncipe en 1486, los europeos buscaban esclavos para trabajar en sus plantaciones de azúcar. Los colonos portugueses de Santo Tomé y Príncipe ya habían estado en contacto comercial con el continente en busca de oro, pimienta y marfil. El reino de Kongo fue su principal socio comercial (c. 1400 - c. 1700), que controlaba un floreciente comercio regional de esclavos. Durante el siglo XVI, los esclavos del Congo (y también del Reino de Benín) fueron transportados a las islas portuguesas y a sus colonias en el Atlántico Norte como Madeira.
una fuerza expedicionaria dirigida por Paulo Dias de Novais aseguró la primera colonia europea en África en 1571.
Los portugueses habían estado comprando esclavos africanos con telas de algodón, seda, espejos, cuchillos y cuentas de vidrio, pero se les ocurrió la idea de lanzar sus propias expediciones de captura de esclavos en el interior de África y eliminar a los intermediarios congoleses. Los reyes de Kongo no estaban satisfechos con este desarrollo y estaban cada vez más alarmados por los efectos de la cultura europea y la religión cristiana en sus súbditos. A medida que las relaciones se deterioraron, los portugueses comenzaron a buscar otro socio comercial más al sur en la costa de África.
Al explorar más al sur a mediados del siglo XVI, los europeos entraron en contacto con un nuevo reino, o más bien una confederación de tribus Kimbundu, entonces conocida como Ndongo, probablemente formada hacia 1500. Su gobernante se llamaba Ngolo, que deriva de la palabra local para hierro, ngola, y de donde deriva el nombre Angola. Los portugueses intentaron crear una nueva asociación en la industria esclavista con Ndongo e incluso involucraron al reino en una guerra con sus vecinos del norte, el reino de Kongo. Ndongo ya había derrotado a Kongo en una batalla en 1556 y, por tanto, parecía un buen candidato para satisfacer las ambiciones de Portugal en la región.
Fundación: Paulo Dias de Novais
Angola cubre una región con bosques secos en el sur y sabanas de pastizales en el norte, que, gracias a su idoneidad para la agricultura y el pastoreo, estuvo habitada desde la Edad del Hierro temprana. Hubo (y todavía hay) problemas causados por las precipitaciones irregulares y la mosca tse-tsé. La zona tenía minas de hierro y sal que permitían a los angoleños comerciar con sus vecinos. La capital real estaba tierra adentro, a unos 160 kilómetros de la costa.
Aunque el comercio entre portugueses y angoleños fue privado inicialmente, pronto intervino la Corona portuguesa. Una embajada enviada en 1520 no logró nada, pero los portugueses regresaron. En 1559 una embajada encabezada por Paulo Dias de Novais con varios sacerdotes jesuitas no tuvo más éxito que el primer intento. Al final lo lograron en un tercer intento, cuando una fuerza expedicionaria dirigida por Paulo Dias de Novais aseguró la primera colonia europea en África en 1571. Los portugueses pudieron hacerse con el control de la costa gracias a su armamento superior.
Filippo Pigafetta registró en 1591 las memorias de un comerciante portugués en la región y su descripción de los guerreros angoleños:
En la cabeza llevan un gorro; locamente adornado con plumas de avestruces, pavos reales, gallos y otras aves, lo que hace que los hombres parezcan más altos y muy aterradores. Por encima de la cintura están completamente desnudos, pero tienen cadenas de hierro con anillos del tamaño del dedo meñique de un hombre, colgando a cada lado, a derecha e izquierda, que usan para pompa y exhibición militar. Debajo de la cintura llevan calzones de lona o tafetán, y sobre ellos una tela que les llega hasta los pies, con los pliegues vueltos hacia atrás y metidos debajo del cinturón. Este cinturón, como hemos dicho, es de exquisita factura, con cascabeles adosados... En las piernas llevan botas similares a las botas de cordones de los portugueses. Ya hemos hablado de sus armas, que consisten en arcos, flechas, espadas, dagas y escudos.
(Newitt, 138-9)
Dias de Novais fue nombrado “señor propietario” de la nueva colonia y se le asignó la responsabilidad de establecer un gobierno colonial, construir un fuerte, administrar justicia y parcelar tierras para el desarrollo al norte y al sur del río Cuanza. La Corona portuguesa nombró un gobernador en 1575. Aunque muy adelantado a su tiempo en términos de colonización en África, desafortunadamente para los portugueses, todo el ejercicio estuvo plagado de fracasos y de un siglo de luchas con los pueblos indígenas en lo que se conoce como las guerras angoleñas. De hecho, Angola sería una colonia problemática dentro del Imperio portugués hasta su independencia.
El primer proyecto fallido fue el de establecer agricultores blancos cerca de la costa. Demasiada lluvia y un suelo demasiado pobre echaron por tierra esa idea. Un intento de dar a los nobles blancos enormes propiedades en el interior también fracasó. Los angoleños se resistieron enérgicamente a estas apropiaciones de tierras. Los europeos tenían armas de fuego, pero todavía eran relativamente primitivas y, en el interior del país, eran superados en número por miles de hábiles arqueros, incluso si los portugueses recibían cierta ayuda de tribus ansiosas por cambiar el status quo. La búsqueda de riqueza mineral fue otro fracaso: se desperdició mucho tiempo y esfuerzo en localizar lo que resultaron ser minas de plata completamente míticas en las profundidades del interior africano. Incluso un intento de controlar las minas de sal del sur de Angola resultó estar fuera del alcance del limitado número de portugueses. Una última decepción fue el intento de difundir el cristianismo, una religión a la que los angoleños demostraron ser particularmente indiferentes. Las dificultades en Angola se pueden ver en el pequeño número de familias portuguesas atraídas por la colonia; la mayoría de los inmigrantes prefirieron probar el clima aparentemente más saludable de Brasil:
En la década de 1660, en toda Angola había sólo 326 hogares blancos. En 1777, la población blanca era de aproximadamente 1.581 personas, y disminuyó a aproximadamente 1.000 en el primer cuarto del siglo XIX.
(Russell-Wood, 60-61)
Hubo un área que resultó espectacularmente exitosa para los portugueses y compensó todas las demás decepciones. Se trataba de la creación de un pequeño estado en el oeste del territorio. Aquí, casi increíblemente, un oficial del ejército portugués había logrado erigirse en una especie de jefe local que recibía tributos de las tribus circundantes. Era especialmente útil para reunir esclavos para enviarlos fuera de África y, a finales del siglo XVI, se exportaban desde Angola casi 10.000 esclavos al año. Este comercio devastó las comunidades y la agricultura angoleñas y provocó una migración de pueblos enteros en todas direcciones para alejarse de él. Otra consecuencia de la presencia europea fue la llegada de la viruela, registrada por primera vez en 1560 y que afectó a la población en oleadas devastadoras en los siglos siguientes.
Mientras tanto, los portugueses comenzaron a construir lentamente asentamientos costeros, comenzando con Luanda en 1576, y estos se volvieron cada vez más multiculturales con portugueses, angoleños y lusoafricanos, como se conoce a las personas de padres o antepasados portugueses y africanos. Los lusoafricanos hablaban tanto portugués como kimbundu. También hubo muchos indeseables (degredados) enviados por las autoridades a Angola, como convictos, mendigos, prostitutas reformadas, huérfanos y disidentes religiosos; muchos más que a otras colonias debido a la dificultad para atraer inmigrantes más deseables. Al menos a medida que Angola se consolidó, también hubo algunos inmigrantes de otras colonias portuguesas, en particular Santo Tomé y Brasil.
Luanda y Massangano (un puesto clave en el interior en un importante cruce de ríos) estaban fortificadas, razón por la cual resistieron la contraofensiva de una confederación de tribus angoleñas contra la ocupación portuguesa en el primer cuarto del siglo XVII. Luanda, en particular, tenía la poderosa fortaleza de São Miguel. Los europeos fueron ayudados por un grupo de tribus saqueadoras, los imbangala (jaga), asentados en las tierras altas de Benguela, que atacaron el corazón de Ndongo, obligando al rey a huir en 1621. Los combates esporádicos entre varias tribus en competencia y los portugueses continuaron. Mientras tanto, el nuevo Reino de Matamba había surgido de las cenizas de Ndongo. En las décadas de 1620 y 1630, Matamba estuvo dirigida por la formidable reina Nzinga (en torno a 1583-1663), quien resistió con gran éxito cualquier intento portugués de conquistar el interior de Angola.
La mayor parte de la angola portuguesa se convirtió en un territorio para la captura de esclavos enviados a la costa.
Los europeos estaban decididos y ahora combinaron mejor sus triples ventajas militares de caballería, mosquetes y piezas de artillería. Justo cuando los portugueses finalmente se estaban estableciendo como amos de Angola, los holandeses salieron a escena en 1641. La mayoría de las tribus de la región, que ya habían estado en guerra con los portugueses durante siete décadas, se aliaron con los holandeses contra los portugueses, y tomaron Luanda. En 1648 llegaron refuerzos del Brasil portugués (estaban especialmente interesados en mantener abierto el comercio de esclavos) y recuperaron Luanda. Los holandeses se rindieron y continuaron molestando a los portugueses en otras partes de su imperio, pero su ocupación había llevado a los portugueses a buscar esclavos más al sur, devastando aún más comunidades en el suroeste de África.
Los conflictos tribales continuaron en la región de Angola. En 1665, algunas tribus angoleñas se unieron a los portugueses para derrotar al reino de Kongo en la batalla de Mbwila. Luego, los europeos sufrieron un revés con la victoria de Kongo en Soyo en 1670. Las guerras civiles prácticamente destruyeron el estado de Kongo. En toda la región surgieron diferentes grupos de comerciantes que establecieron no estados sino comunidades comerciales y redes de alianzas. En 1676 se nombró un obispo en Luanda que ahora supervisaba la sede de São Salvador do Congo. En 1683 finalmente se acordó la paz con el reino de Matamba. Las guerras de Angola finalmente terminaron y el comercio, a mayor escala que nunca, reemplazó a la guerra.
¿Te gusta la historia?
¡Suscríbete a nuestro boletín electrónico semanal gratuito!
El siglo XVIII
A partir de 1700, los portugueses perdieron el control del comercio de esclavos en la zona al norte de Luanda ante los holandeses, ingleses y franceses, por lo que se concentraron en la zona al sur de Luanda y hasta el interior del río Zambeze. Los asentamientos lusoafricanos ahora incluían la importante ciudad costera de Benguela, mientras que otros asentamientos surgieron en el interior de las tierras altas de Benguela. A diferencia de otras colonias, los mestizos ascendieron a los puestos políticos y administrativos más altos. Dentro de Angola, también existía una zona considerable de pequeños reinos independientes conocidos colectivamente como reinos Ovimbundu. Uniendo el interior con las zonas costeras había senderos utilizados y mantenidos por lusoafricanos que, conocidos como sertanejos ("pueblerino, del campo"), comerciaban, gestionaban caravanas comerciales, buscaban minerales y ofrecían sus servicios como soldados a los jefes tribales.
La trata de esclavos en el Atlántico
Desde mediados del siglo XVI, cuando la producción de azúcar en Santo Tomé y Príncipe disminuyó debido a que Brasil dominaba esa industria, las islas se convirtieron en un centro de la red comercial que enviaba esclavos africanos a Europa, el norte de África y a través del Atlántico hacia América, particularmente el Caribe español y Brasil. Las islas actuaban como punto de reunión de esclavos y como lugar para llevar provisiones a bordo de los barcos que transportarían el cargamento humano.
Brasil fue, con diferencia, el mayor importador de esclavos de América durante todo el siglo XVII. Cuando la producción de azúcar brasileña alcanzó su apogeo, entre 1600 y 1625, 150.000 esclavos africanos cruzaron el Atlántico, y la mayoría de ellos procedían de Guinea y Angola. El interior de Angola, en particular, se convirtió en un territorio para la cacería de esclavos enviados a la costa a lo largo de rutas comerciales. Como resultado, la zona quedó gravemente despoblada. Se establecieron plantaciones de mandioca para alimentar a los esclavos y a sus cuidadores mientras cruzaban el país. En los puertos, los esclavos eran reunidos en cuarteles de esclavos conocidos como barracones en Luanda y Benguela. Muchos morían incluso antes de afrontar la terrible experiencia del viaje trasatlántico a Brasil.
En toda la historia del comercio de esclavos en el Atlántico, alrededor de un tercio de todos los esclavos fueron en barcos portugueses a Brasil y para su reventa a las colonias españolas, unos 3 millones de esclavos. Uno de cada cinco de estos esclavos no sobrevivió a las horrendas condiciones de transporte a bordo de barcos abarrotados y sucios. Las dos colonias de Brasil y Angola mantenían comercio directo entre sí; la primera enviaba productos como aguardiente de caña (cachaça/jeribita) en barcos de propiedad brasileña a cambio de esclavos adquiridos por los angoleños.
La Angola posterior a la trata de esclavos
No fue hasta finales del siglo XIX que los asentamientos portugueses en Angola se alejaron de la franja costera (sólo unos 150 kilómetros o 93 millas de ancho) para ocupar el área más o menos abarcada por el Estado moderno. Tras la independencia de Brasil (1822), 497 inmigrantes portugueses llegaron a Angola procedentes de América del Sur entre 1849 y 1851. Durante un tiempo, los portugueses habían abrigado esperanzas de trasladarse al este y unirse con el Mozambique portugués al otro lado del continente, pero los británicos, que llegaron desde Sudáfrica, pusieron fin a esa ambición particular.
Los tratados luso-británicos del primer cuarto del siglo XIX prohibieron la trata de esclavos en la región, que representaba el 90% de las exportaciones angoleñas y el 85% de los ingresos del gobierno. Como era de esperar, muchos traficantes de esclavos ignoraron los tratados. Las autoridades tomaron medidas enérgicas contra el comercio en la década de 1840, pero en realidad fue la abolición del comercio de esclavos por parte de Brasil en 1853 lo que finalmente puso fin al comercio trasatlántico. Desde principios del siglo XIX, el cacao y el café se cultivaron con cierto éxito en las islas de Santo Tomé y Príncipe hasta la actualidad. Se siguieron importando esclavos del continente para trabajar en estas plantaciones sin prohibiciones hasta 1908.
Tras el fin de la trata de esclavos, la mitad de los europeos de Luanda se marcharon. Todavía existía algo de comercio ilegal de esclavos, pero a partir de 1860, el mercado laboral en régimen de servidumbre se había apoderado del país junto con un auge de las exportaciones de marfil y cera. En el interior, donde los ricos comerciantes independientes y los propietarios de plantaciones no tenían motivo alguno para escuchar las proclamas de la gente de las ciudades costeras, la esclavitud continuó como antes hasta alrededor de 1911, cuando las hambrunas hicieron más que cualquier otra cosa para ponerle fin. Incluso en el siglo XX, cuando los trabajadores africanos de Angola y el Mozambique portugués tenían que ser repatriados después de un cierto número de años, las condiciones de vida no eran diferentes de las que habían tenido que soportar sus ancestros esclavos.
Otra exportación de la Angola portuguesa en la segunda mitad del siglo XIX fueron los productos de plantaciones como café, algodón, maní y azúcar. El caucho se convirtió en otro producto local importante. El aumento del comercio legítimo rescató a lugares como Luanda de un período de grave declive.
Los portugueses no siempre tuvieron el control total de su colonia con serios levantamientos en 1902 en la región central de Bailundu, en 1907 en la jefatura Ndembu cerca de Luanda, y en 1913 se rebelaron los restos del antiguo reino de Kongo. Finalmente, todos fueron sofocados y la región de Kongo fue absorbida por la colonia. La tribu Kwanyma en la zona sur que limita con Namibia continuó resistiendo el control colonial, y sólo una guerra sangrienta en 1915 los subyugó. En la década de 1920, cuando se descubrieron por primera vez diamantes en el noreste de Angola, se produjeron más disturbios en la que sin duda era la colonia más difícil de gobernar de Portugal.
La guerra de independencia
Angola se convirtió en Provincia de Ultramar de Portugal en 1951 y obtuvo plena independencia como República Popular de Angola en 1975. La descolonización había sido un proceso largo y sangriento, principalmente porque el gobierno portugués, entonces una dictadura militar bajo António de Oliveira Salazar (gobernó entre 1932 y 1968), se negó a ver la inevitabilidad de la independencia africana. Además, el gobierno portugués, por razones de prestigio y ausencia de oposición democrática, pudo gastar alrededor de la mitad de su presupuesto anual en expediciones militares en África. También se consideró que, al conceder la independencia, los portugueses perderían cualquier beneficio comercial futuro con las antiguas colonias, ya que el propio Estado europeo estaba empobrecido y tenía poco que ofrecerles. Era más que probable que otras potencias intervinieran y dominaran las relaciones con Estados nuevos e independientes como Angola y Mozambique.
Salazar obtuvo apoyo en su política colonial de Estados Unidos, deseoso de mantener su base militar en las Azores portuguesas, y de otras potencias e inversores occidentales que querían ver una Sudáfrica dominada por los blancos protegida del resto del África negra. Salazar tuvo así el respaldo y la financiación internacionales para enviar tropas portuguesas a librar una guerra inútil a partir de 1961 para conservar la Angola portuguesa. Fue un conflicto que sólo la guerra en la Argelia francesa igualó en términos de brutalidad, pero, en última instancia, tuvo el mismo resultado: la independencia.
Tras la independencia de Angola en 1975, estalló la guerra civil cuando varios grupos, cada uno de ellos apoyado por potencias extranjeras, lucharon por el control del país. En 1992 el nombre oficial del país se redujo a República de Angola. Después de varios tratados de paz fallidos, las Naciones Unidas enviaron una fuerza de mantenimiento de la paz en 1995, pero el país ha logrado una relativa estabilidad desde el final de la guerra civil en 2002.
Soy un joven graduado de inglés y ruso. Me encanta la historia, el arte y la filosofía. A través de la traducción puedo ayudar a acceder al conocimiento para entender mejor el mundo y tomar buenas decisiones.
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.
Cartwright, M. (2021, julio 12). Angola portuguesa [Portuguese Angola].
(L. M. C. González, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19923/angola-portuguesa/
Estilo Chicago
Cartwright, Mark. "Angola portuguesa."
Traducido por Luis Mario Caso González. World History Encyclopedia. Última modificación julio 12, 2021.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19923/angola-portuguesa/.
Estilo MLA
Cartwright, Mark. "Angola portuguesa."
Traducido por Luis Mario Caso González. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 12 jul 2021. Web. 03 dic 2024.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Mark Cartwright, publicado el 12 julio 2021. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.