Isabel I de Inglaterra

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Antonio Elduque
Publicado el 26 mayo 2020
Disponible en otros idiomas: inglés, árabe, neerlandés, francés, portugués
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Elizabeth I Armada Portrait (by George Gower, Public Domain)
Retrato de Isabel I y su Armada
George Gower (Public Domain)

Isabel I fue reina de Inglaterra de 1558 a 1603. Su reinado, de 44 años, fue tan prolongado y lleno de acontecimientos importantes que la segunda mitad del siglo XVI se conoce actualmente como época isabelina y es considerada una «Edad de Oro» para Inglaterra.

Isabel sucedió en el trono a su media hermana mayor María I de Inglaterra (r. 1553-1558). Exasperando a ministros y pretendientes con su prevaricación, la reina fue una gobernante inteligente y capaz que sobrevivió a conjuras contra su vida y a la invasión de la Armada española de 1588, que amenazó su reino. Glorificada por su propia leyenda, cuidadosamente cultivada, Isabel gobernó una Inglaterra que creció en confianza y fue testigo de las obras de William Shakespeare (1564-1616) y de la exploración del Nuevo Mundo. Falleció a los 69 años, en marzo de 1603, sin ningún heredero, como reina virgen, y le sucedió su pariente más próximo, Jacobo VI de Escocia (r. 1567-1625), que pasó a ser Jacobo I de Inglaterra (r. 1603-1625).

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Infancia

Isabel nació el 7 de septiembre de 1533 en el Palacio de Greenwich, hija de Enrique VIII de Inglaterra (r. 1509-1547) y Ana Bolena (ca. 1501-1536). Recibió el nombre de su abuela, Isabel de York (nacida en 1466), esposa de Enrique VII de Inglaterra (r. 1485-1509). Cuando su padre se peleó con Ana (y la hizo arrestar y ejecutar), su matrimonio fue anulado e Isabel declarada ilegítima. En mayo de 1536 el rey se casó con la que sería su tercera esposa, Jane Seymour (ca. 1509-1537), quien le dio un hijo legítimo, Eduardo, que sucedería a su padre como Eduardo VI de Inglaterra (r. 1547-1553). Isabel no disfrutó de un hogar familiar feliz hasta el sexto y último matrimonio de su padre, en julio de 1543, con Catalina Parr (ca. 1512-1548), quien se hizo cargo del bienestar y la educación de sus hijastros, lo que para Isabel incluyó el estudio del francés, el italiano, el latín y el griego, así como de la teología, la música, la filosofía moral y la retórica (que le resultaría de utilidad, más adelante, para sus discursos como reina, escritos por ella misma). Cuando Catalina volvió a casarse, tras la muerte de Enrique, se acusó al padrastro de Isabel, Thomas Seymour (ca. 1508-1549), de un comportamiento obsceno e indecoroso con la dispuesta princesa Isabel.

La reina María sospechó que Isabel la había traicionado y la confinó en la Torre de Londres, en 1554.

Durante el reinado de su hermano Eduardo, Isabel se mantuvo en segundo plano, residiendo en Hatfield, en Hertfordshire. En julio de 1553 Eduardo fallece sin herederos, por lo que su media hermana mayor, María, hija de Catalina de Aragón (1485-1536), heredó el trono de Inglaterra. Tanto Enrique VIII como Eduardo VI habían llevado a cabo la Reforma protestante de la Iglesia de Inglaterra, pero María, al igual que su madre, era una ferviente católica. María dio marcha atrás a la legislación reformista que, desde 1529, había aprobado el Parlamento y se ganó el sobrenombre de Bloody Mary («María la Sanguinaria») por quemar en la hoguera a destacados protestantes. María también se apartó de la tradición Tudor y se casó con el príncipe Felipe (1527-1598), hijo del rey Carlos V de España (r. 1516-1556). Felipe se convirtió en rey de España en 1556 y por tanto María en su reina.

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Elizabeth I Pelican Portrait
Retrato del pelícano de Isabel I
Nicholas Hilliard (Public Domain)

España era el gran enemigo de Inglaterra y muchos en este país se preocuparon por la posible utilización de las riquezas de Inglaterra para financiar las ambiciones españolas en el extranjero. El descontento popular creciente con las decisiones políticas y religiosas de María estalló con la Rebelión Wyatt de enero de 1554. Quizás los rebeldes incluso pretendían poner a Isabel en el trono y que esta se casara con Edward Courtenay, el tataranieto de Eduardo IV (r. 1461-1470). La rebelión fue aplacada, pero demostró que, para muchos, Isabel representaba el nuevo sentido de nacionalismo que se estaba desarrollando en Inglaterra. María sospechó que su hermana había estado implicada en la rebelión (aunque Isabel no había hecho ninguna afirmación en público ni sobre la Reforma ni sobre el matrimonio español) y la confinó en la Torre de Londres el 17 de marzo de 1554. Dos meses después, Isabel fue trasladada a Woodstock, en Oxfordshire, donde se la mantuvo bajo arresto domiciliario. Al año siguiente ambas hermanas se reconciliaron e Isabel recobró la libertad.

Sucesión

En noviembre de 1558 fallece María, de cáncer de estómago, sin herederos, por lo que su media hermana Isabel pasó a ser la reina. Con solo 25 años, fue coronada en una de las ceremonias más majestuosas celebradas nunca antes en la Abadía de Westminster, el 15 de enero de 1559. Los tres hijos e hijas de Enrique VIII habían heredado el trono de forma sucesiva, tal como él lo había deseado en 1544 (si ninguno tenía heredero). Isabel heredó un reino frágil, rodeado de enemigos. Todos los territorios en Francia se habían perdido, el estado estaba casi en bancarrota y la política era todavía un ámbito dominado sobre todo por hombres, en el que se esperaba que una reina se casara lo antes posible. Por lo tanto, Isabel tuvo que andar cautelosamente en esos primeros años de reinado, rodeándose de consejeros competentes.

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Gobierno

Para aconsejarle en el gobierno, Isabel escogió como secretario personal a William Cecil, Lord Burghley (1520-1598). Sir Francis Walsingham (ca. 1530-1590) fue otro de los elegidos, que ostentó el cargo de secretario de estado, y cuya inestimable red de espías se expandió por toda Europa. Robert Dudley (ca. 1532-1588), que llegaría a ser conde de Leicester, fue otro de sus favoritos. Todos ellos permanecerían al lado de la reina en la mayor parte de su reinado, aunque se rumoreaba que la relación con Dudley fue más allá de los vínculos profesionales. Desde luego, no era normal conceder un condado a alguien fuera de la familia real, y Dudley tenía apartamentos próximos a los de la reina en la mayoría de sus residencias principales. Dudley estaba casado, y cuando su mujer fue descubierta en el fondo de un hueco de escalera con el cuello roto, muchos sospecharon que él la había empujado. El consiguiente escándalo hizo descartar cualquier posibilidad de matrimonio con la reina aunque, en cualquier caso, era de demasiado baja cuna para ser aceptable como consorte de la reina.

Robert Dudley, Earl of Leicester
Robert Dudley, Earl de Leicester
Steven van der Meulen (Public Domain)

La reina se encontró en un mundo de gobierno masculino, pero sus ministros iban a darse cuenta enseguida de que su soberana no tenía ninguna intención de dejarse presionar. Isabel cambió por completo la forma de hacer política real, tal como explica el historiador J. Morrill:

…la conducta vacilante, falsa y desdeñosa que se suponía arquetípica de una dama convencional, dio a Isabel armas de manipulación y maniobra política. Para vencer a sus cortesanos masculinos en su propio juego, cambió las reglas y capitalizó el poder que tenía en virtud de su género. (234)

La reina de Inglaterra era sumamente independiente y los ministros tenían que ir literalmente detrás de ella para convencerla de sus ideas, si es que lo lograban. A diferencia de muchos de sus predecesores, no tuvo ninguna ambición territorial en Francia o Escocia, fue muy cuidadosa con el gasto real y no pareció importarle para nada asegurar la continuidad de la dinastía Tudor tras su muerte. Los exasperados ministros ni siquiera pudieron recurrir al Parlamento, que solo se reunió 13 veces durante su reinado.

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Isabel fue conocida como la reina virgen y para los que querían ver una confirmación divina de sus creencias, fue la viva encarnación de la Virgen María.

Una de las principales preocupaciones de los consejeros de Isabel era que debía casarse y tener un heredero o dos, lo antes posible. Se daba por supuesto que tenía que hacerlo, pero Isabel tenía otras ideas y parecía dispuesta a permanecer soltera. Según decía, estaba casada con su país, y es cierto que ningún monarca viajó tanto por su reino y se mostró a tantos de su pueblo como lo hizo Isabel.

La reticencia de la reina a casarse pudo muy bien haber sido una reacción a los chanchullos de su padre con sus seis esposas y al desastre de las relaciones públicas de María al casarse con un príncipe español. Felipe II le propuso matrimonio a Isabel, ya reina, en enero de 1559, pero fue rechazado; también lo fueron el rey de Suecia, un príncipe francés y dos archiduques Habsburgo. Isabel pasó a ser conocida como la reina virgen y para los que querían ver una confirmación divina de sus creencias, fue la viva encarnación de la Virgen María. Esta última idea fue especialmente difundida conforme Isabel fue creciendo y se empezaron a utilizar en sus imágenes símbolos asociados tradicionalmente con la Virgen María, como la luna creciente y la perla. Sin embargo, hubo numerosas relaciones informales con jóvenes apuestos que quizás llegaron más allá de la simple amistad. Además del ya mencionado Robert Dudley, primer conde de Leicester, figuras como el aventurero Sir Walter Raleigh (ca. 1552-1618), el Lord Canciller Sir Christopher Hatton (1540-1591) y el noble y primo de la reina Robert Devereux, conde de Essex (1566-1601), cautivaron a la reina, y viceversa.

Mary, Queen of Scots by Haillard
María, reina de Escocia, por Haillard
Nicholas Hilliard (Public Domain)

Tolerancia religiosa

Isabel retornó a la Iglesia de Inglaterra a su estatus reformado, tal como había sido bajo el reinado de Eduardo VI. Reinstauró el Acta de Supremacía (abril de 1559), que ponía al monarca inglés al frente de la Iglesia (en oposición al papa). El libro protestante de oraciones comunes de Thomas Cranmer fue también reinstaurado (la versión de 1552). No obstante, ni los protestantes ni los católicos más intransigentes quedaron satisfechos con la posición pragmática de Isabel, al situarse en un término medio adecuado para la mayor parte de sus súbditos, indiferentes en su mayoría. Los extremistas de fe católica o protestante recibieron una amplia autorización para mantener sus creencias sin interferencias, a pesar de que el papa excomulgó a la reina, por herejía, en febrero de 1570. Isabel también fue activa en el exterior, intentando imponer el protestantismo en la católica Irlanda, lo que provocó rebeliones frecuentes (1569-73, 1579-83 y 1595-8), a menudo con la ayuda material de España. La reina también envió dinero y armas a los hugonotes de Francia y ayuda financiera a los protestantes de los Países Bajos.

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El espinoso asunto de la Reforma se enredó nuevamente en la política inglesa cuando María Estuardo, reina de Escocia (r. 1542-1567), nieta de Margarita Tudor, hermana de Enrique VIII, se convirtió en la cabeza de una conjura de inspiración católica para deponer a Isabel de su trono. Para muchos católicos, Isabel era ilegítima porque no reconocían el divorcio de su padre de su primera esposa Catalina de Aragón. La católica María, que había estado exiliada en Francia, no fue bien recibida en la protestante Escocia y, en disputa con maridos y nobles, fue finalmente obligada a abdicar en 1567 y huir del país en 1568.

María, reina de Escocia

En 1568, María fue arrestada a su llegada a Inglaterra. Aún estando confinada, representaba un peligro para Isabel, que dudaba sobre qué hacer con su prima. Al año siguiente estalló una rebelión en el norte de Inglaterra, provocada por los condes de Northumberland y Westmorland, ambos católicos acérrimos. Isabel respondió enérgicamente enviando un ejército al mando del conde de Sussex y ahorcando a 900 rebeldes. A continuación, el conspirador duque de Norfolk, que había tramado con España una invasión de Inglaterra para coronar a María como reina (la conspiración de Ridolfi de 1571), fue ejecutado en 1572. El parlamento inglés estaba ansioso por garantizar el trono de Isabel; ya le había solicitado dos veces que contrajera matrimonio (1559 y 1563). Ahora había una amenaza adicional para la dinastía, personalizada en María. Si no había heredero, María podía hacerse con el trono de Isabel. Por ese motivo, en 1586, el parlamento solicitó dos veces a la reina la firma de la sentencia de muerte de María, cosa que hizo finalmente el 1 de febrero de 1587, después de que Walsingham implicara a la antigua reina de Escocia en una conjura contra su prima. María habría intentado animar a Felipe de España, a quien nombró heredero, para que invadiera Inglaterra, de forma que Walsingham pudo conseguir la prueba indiscutible de sus intenciones traicioneras.

La Armada española

La ejecución de María Estuardo, el 8 de febrero de 1587, dio a Felipe II un motivo adicional para atacar a Inglaterra. Felipe estaba indignado con las rebeliones en los Países Bajos que alteraban el comercio, y el envío de tropas por parte de Isabel, en 1585, en apoyo de los protestantes. Otros motivos de discordia eran el rechazo inglés al catolicismo y al papa, y la acción de los corsarios, «lobos de mar» como Francis Drake (ca. 1540-1596), que saqueaba naves españolas cargadas con oro y plata procedentes del Nuevo Mundo. La propia Isabel incluso había financiado alguno de esos dudosos negocios. España tampoco era completamente inocente: confiscaba barcos ingleses en puertos españoles e impedía el acceso de los comerciantes ingleses a los mercados del Nuevo Mundo. Cuando Drake atacó Cádiz en 1587, Felipe se preparó para la guerra.

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The Spanish Armada of 1588 CE By van Wieringen
La Armada española de 1588, por van Wieringen
Cornelis Claesz van Wieringen (CC BY-NC-SA)

En 1588 el rey de España reunió una gran armada de 132 barcos que navegó de Lisboa a los Países Bajos para recoger un ejército al mando del duque de Parma, destinado a invadir Inglaterra, en la llamada «Empresa de Inglaterra». Por fortuna para Inglaterra, Enrique VIII y María I habían invertido en la Royal Navy y entonces recibieron su recompensa. Los grandes galeones españoles, diseñados para el transporte y no para la batalla, eran mucho menos veloces que la flota de unos 130 barcos ingleses, la mayoría más pequeños, pero capaces de entrar y salir del interior de la flota española, provocando el caos. Además, los 20 galeones reales ingleses estaban mejor armados que los mejores barcos españoles y sus cañones podían disparar a mayor distancia. Los ingleses también tenían la ventaja de mandos tan expertos como Drake, al que los españoles llamaban «el Draque» (el dragón).

Se produjeron tres batallas separadas, con las naves luchando unas contra otras y contra las tormentas. Mientras tanto, Isabel visitó personalmente a su ejército terrestre, acuartelado en Tilbury para defender Londres en el caso de que la Armada lograra desembarcar. La reina, vestida con armadura y cabalgando un caballo capón de color gris, arengó a sus tropas con el siguiente discurso:

Soy consciente de tener el cuerpo de una mujer débil y enfermiza, pero tengo el corazón y el estómago de un rey, el de un rey de Inglaterra, y considero un desprecio inconsciente que el duque de Parma de España o cualquier príncipe de Europa se atrevan a invadir las fronteras de mi reino. (Philips, 122)

Se enviaron barcos incendiarios al interior de la flota española, cuando sus barcos estuvieron anclados, y el mal tiempo hizo el resto. La mitad de la Armada fue destruida y los restos no lograron más que navegar alrededor de Escocia. Inglaterra se había salvado. Entre 11 y 15.000 españoles habían muerto, frente a unos 100 ingleses. Sin embargo, Felipe no abandonó su proyecto e intentó invadir Inglaterra en otras dos ocasiones (1596 y 1597), aunque su flota fue repelida en todos los casos por las tormentas. La derrota de la Armada española dio a Inglaterra una gran confianza y mostró la importancia del poder naval. Los Tudor habían construido y probado los fundamentos de la Royal Navy, que cambiaría la historia del mundo, desde Tahití a Trafalgar.

Cultura isabelina

Las artes, como sucede normalmente en tiempos de paz, progresaron enormemente en la época isabelina. En 1576 Londres inauguró su primer teatro, fundado por James Burbage y conocido simplemente como «El Teatro». Hacia 1593, William Shakespeare escribió su obra Romeo y Julieta. Las grandes tragedias históricas como Ricardo III tenían como objetivo enaltecer el ego real de los Tudor, de forma que describían un panorama mucho más negro de los tiempos anteriores de lo que lo fue en realidad. Por su parte, obras como Enrique V glorificaban el pasado de Inglaterra y contribuían al sentimiento nacionalista en continuo crecimiento. La reina disfrutaba viendo las obras de teatro y espectáculos al aire libre, y apadrinaba artistas y dramaturgos. Otros escritores destacados de este período son Christopher Marlowe (1564-1593) y Ben Jonson (1572-1637).

Elizabeth I Ermine Portrait
Retrato «Ermine» de Isabel I
William Segar (Public Domain)

La época isabelina vio a Europa abrirse el mundo, lo que realmente no fue muy beneficioso para el mundo, sino más bien para la riqueza de las potencias europeas. En 1562-3, John Hawkins (1532-1595) exploró Guinea, en África occidental y las Indias occidentales españolas, lo cual dio inicio al comercio de esclavos para Inglaterra. Isabel entregó concesiones a empresas, con derechos comerciales exclusivos en un área determinada, a cambio de una participación de la Corona en los beneficios. La más famosa fue la Compañía Británica de las Indias Orientales, que en 1600 recibió la concesión comercial para la India y el Océano Índico. En 1572, Francis Drake exploró Panamá, y en 1577-80 circunnavegó el mundo en su barco Golden Hind. En 1576-8, Martin Frobisher (ca. 1535-1594) exploró la Península del Labrador en busca del mítico paso por el noroeste hacia China. En 1595, Walter Raleigh exploró la actual Venezuela en busca de El Dorado, el legendario gobernante de una ciudad llamada Manoa, de la que se decía que estaba pavimentada con oro.

Otro fenómeno cultural de la época fue la veneración de la propia reina como una figura semidivina. La fecha en que ascendió al trono, el 17 de noviembre, fue declarada fiesta nacional y celebrada anualmente con grandes festividades, servicios religiosos y repiques de campanas. Isabel vino a ser conocida como la gran emperatriz «Gloriana», en alusión a la figura central del poema de 1590 The Fairie Queen, de Edmund Spenser (ca. 1552-1599). Se la comparó con Artemisa/Diana, la diosa cazadora virgen de la antigüedad. Un espectáculo de la corte de 1581 mostraba a la reina como la «fortaleza de la belleza perfecta» que resistía con éxito el asedio de un cañón que representaba el «deseo» pero que solo podía disparar dulces contra su objetivo. Walter Raleigh bautizó una parte de Norteamérica (la isla Roanoke, en la actual Carolina del Norte), la primera colonia inglesa de ultramar, en honor a su reina: Virginia.

La apariencia personal fue un elemento importante dentro de la leyenda creciente que la propia reina cultivó. Isabel empleaba dos horas diarias en enfundarse vestidos majestuosos con collares extravagantes y adornos de joyería. También tenía un increíble surtido de pelucas, que por desgracia le eran necesarias debido a un ataque de viruela, en diciembre de 1562, que le dejó con zonas de calvicie. De esa enfermedad también le quedaron cicatrices en la cara, lo que explica que se aplicara una gruesa capa de maquillaje blanco. La reina era muy consciente de la importancia de la imagen, de forma que, a partir de 1563, se prohibió la producción de retratos no oficiales. El éxito de Isabel en la gestión de su propia imagen queda patente en el hecho de que el culto a su persona nunca se perdió, a pesar de los esfuerzos de los historiadores revisionistas.

Elizabeth I & Death
Isabel I y la muerte
Unknown Artist (Public Domain)

Muerte y sucesor

La realidad de los últimos años del reinado de Isabel fue mucho menos romántica que su imagen legendaria. Una serie de malas cosechas, inflación, impuestos elevados, los costes de la guerra con España y un aumento del desempleo y la criminalidad, se cobraron su precio en una población de pasó de 3 millones al comienzo del reinado, a 4 millones al final. La pobreza creció de tal forma que se aprobaron «Poor laws» (leyes de pobres) en 1597 y 1601, en un intento de aliviar el problema, proporcionando reformatorios para los vagabundos y formación para los niños. Se produjeron disturbios por el hambre en Londres y Anglia Oriental en 1595-7, aunque es importante destacar que ninguna puso en jaque la monarquía como sí lo habían hecho los previos levantamientos populares contra los Tudor.

Isabel murió el 24 de marzo de 1603 en el palacio de Richmond, probablemente a causa de una mezcla de bronquitis y neumonía. Tenía 69 años y había sobrevivido a todos sus amigos y favoritos; fue enterrada en la Abadía de Westminster. Tal como la reina había dicho en una ocasión al Parlamento, dirigiéndose al pueblo:

Aunque hayáis tenido, y quizás tengáis, muchos príncipes más poderosos y más sabios… nunca habréis tenido, ni tendréis, ninguno que os quiera más. (Cavendish, 299)

El reinado de Isabel quizás ha sido menos valorado últimamente, especialmente sus últimos años, pero aún así es superior al de sus predecesores y sucesores inmediatos. Su falta quizás haya sido no tener descendencia y no nombrar un heredero. Por lo tanto, su sucesor fue el familiar más próximo, Jacobo I de Inglaterra (también Jacobo VI de Escocia), hijo de María, reina de Escocia. Jacobo reinaría hasta 1625, siendo por tanto el primer Estuardo en gobernar Inglaterra. Los Estuardo sobrevivirían la breve república de Oliver Cromwell, de 1649 a 1660, y permanecerían en el poder hasta 1714.

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Sobre el traductor

Antonio Elduque
Soy doctor en Química y trabajo en el sector biomédico. También licenciado en Humanidades, especialmente aficionado a la Historia. Me gusta traducir porque obliga a una lectura lenta y cuidadosa, buscando el sentido del texto más que el significado de las palabras.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2020, mayo 26). Isabel I de Inglaterra [Elizabeth I of England]. (A. Elduque, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18888/isabel-i-de-inglaterra/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Isabel I de Inglaterra." Traducido por Antonio Elduque. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 26, 2020. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18888/isabel-i-de-inglaterra/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Isabel I de Inglaterra." Traducido por Antonio Elduque. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 26 may 2020. Web. 12 oct 2024.

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