Los romanos asimilaron la ciencia griega anterior para sus propios propósitos, evaluando y después aceptando o rechazando aquello que era más útil, de la misma forma que lo hicieron en otras áreas tales como la guerra, el arte y el teatro. Esta asimilación del pensamiento griego comenzó en el siglo II a.C. y las ideas solían venir con sus médicos. Por ejemplo, los primeros arquitectos y doctores especialistas en el mundo romano en muchos casos eran griegos. El respeto de los romanos hacia los estudiosos griegos continuó ininterrumpidamente hasta fines del imperio y así, los hombres de ciencia romanos, aun cuando el interés de sus innovaciones se relacionaba más con los refinamientos que con encontrar nuevas ideas en el acto, lograron documentar y registrar una larga y antigua tradición del pensamiento científico, preservándola así para la posteridad. El viejo método de los historiadores que consideraba que los romanos no tenían una ciencia significativa propia, ahora ha sido reexaminado para reflejar sus contribuciones prácticas a la evolución de áreas tales como la arquitectura, la ingeniería y la medicina, las cuales están respaldadas por avances en ciencias tales como la geometría, la física y la biología.
Actitudes ante la ciencia
Una particularidad destacada de los científicos romanos era su deseo por tener respuestas fiables a cualquier cuestión que tuvieran sobre el mundo. Además, para la mentalidad práctica romana, la ciencia tenía que proveer información útil que pudiera ser utilizada para asegurar resultados exitosos de los proyectos reales. Las discusiones e investigaciones largas y en definitiva sin propósito no eran para el científico romano. La física tenía que ser de uso práctico para producir catapultas de torsión efectivas; la biología debía mejorar el rendimiento de las cosechas agrícolas y tanto las matemáticas como la geometría debían combinarse para dar las mejores respuestas a fin de construir las cúpulas y los arcos más impresionantes. Con mucha frecuencia, esta búsqueda de conocimiento científico solía estar patrocinada por individuos adinerados que trataban de procurarse los beneficios de una reputación con el público como promotores activos de la cultura.
Un número de autores romanos sobresale en su intento de estudiar la ciencia griega anterior y de forjar este cuerpo de conocimientos con algunos nuevos descubrimientos y teorías en un corpus de ideas prácticas, útiles y adecuadas al modo de vida romano:
Catón (nació en el 234 a.C.) – el famoso orador también escribió un valioso tratado (De agricultura) que daba consejo sobre cómo administrar un buen fundo con notas no sólo sobre la producción de vino y de aceite, sino también sobre varios remedios para las enfermedades de los cultivos.
Varrón (nació en el 116 a.C.) – el más prolífico autor científico, aunque muy poco sobrevive de su obra. Una excepción es Res rusticae, que describe las mejores maneras de administrar un latifundio. Sus otras obras sobre matemáticas, geografía, biología, entre otras, existen gracias a la inmensa influencia que ejerció sobre autores posteriores tales como Vitruvio, Plinio, Agustín y Marciano Capella.
Cicerón (nació en el 106 a.C.) – famoso como orador y político, su inmensa contribución a la ciencia fue traducir el corpus griego al latín y sus obras sobre filosofía demostraron ser especialmente influyentes en el área de cosmología y física.
Julio César (nació en el año 100 a.C.) – su obra Guerra de las Galias incluyó mucho sobre geografía y compuso una obra perdida sobre las estrellas.
Lucrecio (nació hacia el 94 a.C.) – escribió De rerum natura que trata sobre las obras principales griegas de la filosofía del atomismo y se interesó especialmente en la óptica y la biología.
Nigidio (siglo I a.C.) – escribió obras (que sobreviven sólo en fragmentos) sobre astronomía, zoología, el estado del tiempo y la naturaleza humana.
Vitruvio (siglo I a.C.) – escribió una obra influyente sobre arquitectura (De architectura) que incluía agrimensura, planificación urbana, matemáticas, principios de proporción, materiales, astronomía y mecánica.
Séneca – su obra sobre filosofía natural incluyó estudios sobre meteorología, los terremotos, los volcanes, los cometas y los meteoros.
Columela (nació en el 50 d.C.) – escribió el manual más completo sobre la mejor práctica agrícola. Los doce libros, diseñados para aconsejar a los propietarios de latifundios, cubrían áreas tales como la viticultura, la horticultura, la cría de animales, los calendarios de siembra y cosecha para las granjas y el mejor diseño para una villa.
Marco Manilio (siglo I d.C.) – escribió cinco volúmenes sobre astrología; su obra se titula Astronomica.
Pomponio Mela (siglo I d.C.) – compuso un extenso sondeo del Mediterráneo y de la geografía del norte de Europa publicado en su obra en tres volúmenes De chorographia.
Aulo Cornelio Celso (siglo I d.C.) – quien compiló una vasta enciclopedia, ocho volúmenes de los cuales, el De medicina, examinaba la ciencia médica (antigua y nueva) y temas tales como la dieta, la terapia y la cirugía.
Escribonio Largo (nació en el siglo I d.C.) – compiló un manual, las Compositiones medicamentorum (cuyo título en español es Las composiciones), de remedios médicos especialmente útiles para los gladiadores.
Plinio el Viejo (nació hacia el 23 d.C.) – compiló una enciclopedia en 36 volúmenes, la obra Naturalis Historia, sobre el mundo de la naturaleza (animal, vegetal y mineral). También afirmaba que su obra contenía no menos de 20.000 datos.
Frontino (nació hacia el 103 d.C.) – compuso obras sobre la ciencia militar, especialmente sobre las máquinas de guerra, y escribió sobre los sistemas hidráulicos de Roma en su obra De acquis urbis Romae.
Galeno (nació en el 129 d.C.) – de origen griego quien se convirtió en un médico de los emperadores después de haber empezado su carrera proporcionándole ayuda médica a los gladiadores. Es una fuente invaluable sobre los asuntos médicos antiguos, en particular sobre Hipócrates, pero también fue por sí mismo un exitoso médico cirujano de operaciones complejas.
Actitudes del Imperio tardío ante la ciencia
En la mitad del siglo III d.C., el pensamiento científico fue transformado, junto con la religión y la filosofía, por los pensadores del neoplatonismo: Plotino de Egipto y Porfirio de Siria. Uno de los muchos estudiosos del neoplatonismo posteriores, para ilustrar la extensión de las materias de estudio que siguieron, fue Marciano Capella (hacia el 430 d.C.) quien escribió sobre geometría, aritmética, astronomía, teoría de la música y geografía. Aparte de este nuevo método, el monoteísmo del cristianismo se había difundido hasta llegar a convertirse en el siglo IV d.C. en la religión oficial del Estado. Los cristianos recelaban de cualquier teoría científica contraria a su visión del universo, pero las dos posiciones no eran necesariamente antagonistas y de hecho, varios científicos importantes eran cristianos, por ejemplo, Calcidio (hacia el 375 d.C.) quien escribió extensamente sobre cosmología.
Los científicos de la medicina continuaron siendo autores prolíficos. Los nombres destacados en este período son Marcelo de Burdeos (hacia el 400 d.C.), quien escribió una vasta colección de remedios, y Teodoro Prisciano, Celio Aureliano (hacia el 450 d.C.) y Vegecio, quienes hicieron uso de obras anteriores, en muchos casos ahora perdidas. Para el siglo V d.C. y con el colapso del Imperio de Occidente, la ciencia romana cesó de poseer un carácter identificable, pero en este período dos autores que sobresalen son Casiodoro Senador (485 d.C.) y Boecio (hacia el 520 d.C.), quienes una vez más demostraron la reverencia romana por las fuentes griegas y por la tradición.
Logros científicos
Arquitectura
Los romanos adoptaron las órdenes arquitectónicas griegas, añadieron un capitel compuesto y la columna toscana al repertorio y generalmente hicieron sus edificios con decoraciones mucho más intricadas. Ambiciosos en sus proyectos de construcción monumental, tuvieron que utilizar los ladrillos de nuevas maneras para construir arcos y arbotantes de grandes dimensiones, hasta tuvieron que inventar un nuevo tipo de concreto que era lo suficientemente liviano para las enormes cúpulas y lo suficientemente resistente al agua para los diques de protección en los puertos. Aparecieron nuevos tipos de edificios tales como la basílica, el arco del triunfo, el acueducto monumental, el anfiteatro y los edificios para los graneros. Por una parte, también había complejos inmensos para las termas con estancias a temperaturas diferentes y suelos calentados en la parte inferior y piscinas; por otra parte, había edificios residenciales de varios pisos para las clases más pobres. Tales proyectos requerían diseños complejos en los que se utilizaba un amplio abanico de habilidades matemáticas y el resultado ya no fue simplemente un énfasis en la estructura y los bloques del edificio, sino también en la magnificencia del espacio que estos materiales contenían.
Los romanos adoptaron mucho de lo que los griegos y el Egipto ptolemaico habían logrado previamente en el campo científico de la astronomía. La medición del tiempo utilizando relojes de sol se hizo más precisa en el período romano cuando hasta los relojes de sol portátiles se hicieron populares, algunas veces tenían discos intercambiables para compensar los cambios de lugar. Los relojes de sol públicos estaban presentes en todas las ciudades principales y su popularidad se evidencia en los descubrimientos arqueológicos tales como 35 de ellos en Pompeya solamente. Durante el reinado de Augusto se adoptó una semana astrológica de siete días.
LOS ROMANOS FUERON EXCELENTES INGENIEROS Y SE ESMERARON CONSTANTEMENTE EN DOMINAR EL ENTORNO NATURAL Y PROBAR LOS LÍMITES DE LA FÍSICA.
La astrología, también adoptada del Egipto ptolemaico, era popular entre los romanos y como en muchas otras civilizaciones antiguas, el vínculo entre los movimientos de los cuerpos celestes y los signos del zodíaco con la experiencia humana se tomaba como una certitud (aun si había unos pocos escépticos entre los estudiosos). Los emperadores solían servirse de los astrólogos para demostrarle al pueblo que sus decisiones y políticas siempre eran las mejores, aunque Augusto les prohibió que les dieran asesoría a ciudadanos comunes.
Agricultura
Los romanos eran muy conscientes, como se documenta en la obra de Columela y otros, de la importancia del clima, del tipo de suelo y de la formación del terreno para asegurar los mejores resultados en la producción. Las técnicas que les eran familiares a los granjeros europeos del siglo XIX d.C. ya las utilizaban eficazmente los romanos, como por ejemplo la rotación de cultivos, la poda, el injerto, la selección de semillas, el drenaje, la irrigación y el abono con estiércol. Algunas industrias especializadas, tales como la viticultura, fácilmente igualaban el rendimiento de los productores del siglo XX de nuestra era. Se desarrollaron herramientas que iban desde los arados con ruedas hasta las máquinas cosechadoras tiradas por bueyes que mejoraron dramáticamente la eficacia. Se desarrollaron molinos trituradores (y tamizadores) para producir harina más fina para hacer pan, y se construyeron edificios a propósito para almacenar mejor las cosechas. Los granjeros conocían el valor de los invernaderos y hasta experimentaron con modificaciones genéticas tales como el cruce de manzanas con calabazas.
También se desarrollaron las habilidades para la cría de animales para que las ovejas, las vacas, las cabras, las aves y los puercos se pudieran criar con éxito. El tamaño de sus animales y la calidad de la lana son evidencia de que los romanos eran tan expertos como cualquier criador de excepción. Los animales para la carne de caza (tal como la de conejo, liebre, jabalí y venado) también se criaban en granja dentro de extensas áreas cercadas del bosque. De igual manera, los pescados y las especies marinas también fueron criados en granjas dentro de ambientes artificiales y controlados, donde se cambiaba el agua regularmente (algunas veces hasta se calentaba) y se desarrolló el mejor alimento artificial. Los romanos también se hicieron adeptos a la conservación de sus alimentos utilizando todo tipo de técnicas tales como el ahumado, la salazón, el secado al sol, el curado, el encurtido en sal o en vinagre y la conserva en miel.
Ingeniería
Los romanos fueron excelentes ingenieros y se esmeraron constantemente en dominar el entorno natural y probar los límites de la física. Los acueductos no sólo eran inmensos proyectos de construcción (construidos hasta con 50 metros de altura cuando cruzaban los valles y llevaban el agua hasta 100 km desde su fuente), sino que también empleaban muchos trucos de ingeniería para ayudar a que el agua fluyera y para aumentar la pureza: sifones invertidos, válvulas, tanques de sedimentación, cascadas de aireación y sifones de malla. Los túneles no solo se construían para proveer rutas más directas para los acueductos y los caminos, sino que también se excavaban con precisión topográfica para entrar y salir de una montaña precisamente en el punto deseado. Los molinos de agua aprovechaban la energía hidráulica de los ríos utilizando sistemas sofisticados de ruedas y engranajes; utilizaban la energía resultante para operar molinos para la producción de harina, para que las sierras cortaran mármol o como trituradoras de minerales en la búsqueda de metales preciosos.
La guerra y el hecho de que la innovación tecnológica solía garantizar la victoria significó que los romanos estaban en la búsqueda de perfeccionar los artefactos esenciales en el campo de batalla antiguo tales como las máquinas de asedio y las armas de artillería. Las armas romanas tiraban proyectiles más grandes, más lejos y con mayor precisión de lo que nunca antes se había visto. Dominaron el mecanismo de las máquinas de torsión e incluso concibieron maneras para desensamblar su artillería para moverla fácilmente a otro lugar donde pudiera ser reconstruida y utilizada nuevamente.
En el lado opuesto del esfuerzo humano, los romanos también emplearon sus habilidades ingenieriles en la industria del entretenimiento. Los anfiteatros y los circos eran maravillas arquitectónicas por sí mismas, pero también contenían toda clase de dispositivos mecánicos para salpimentar los espectáculos públicos. Los órganos hidráulicos tocaban mientras que las cuadrigas pasaban zumbando; había máquinas que replicaban las tormentas y aparecieron trampillas en el suelo de la arena por las que salían animales exóticos y terroríficos que se sumaban al caos organizado de las luchas de gladiadores y en la recreación de batallas.
Geografía
Los romanos no añadieron mucho más a la tradición griega de la geografía como materia teórica, pero sí que se convirtió en una entrada básica en sus enciclopedias. Los comandantes militares en campaña y los gobernadores regionales quizás fueron los mejores geógrafos romanos ya que cartografiaron las áreas de relevancia práctica a sus funciones. Pomponio Mela trató de hacer un catálogo exhaustivo de los pueblos y lugares del mundo conocido, incluyendo mares y lugares de interés histórico en su obra De chorographia, escrita en la mitad del siglo I d.C.
Matemáticas y geometría
Las matemáticas romanas, igual que los anteriores puntos de vista griegos sobre la disciplina, mantuvieron un vínculo fuerte con la filosofía. Siempre interesados en la aplicación práctica de la teoría, las matemáticas tendieron a enfocarse también sobre los fenómenos naturales y la astronomía. Los romanos no sólo aplicaron las matemáticas a problemas de arquitectura, sino también a tales tareas administrativas como la contabilidad de impuestos y al catastro. Además, los temas puramente matemáticos tratados por Pitágoras y otros se estudiaban como parte de una educación romana estándar.
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Quizás una de las características más reconocibles de la cultura romana (y todavía utilizada extensamente en el mundo moderno) es el sistema de los números romanos. En este caso, I = 1, V = 5, X = 10, L = 50 y 1000 era representado por la M, una abreviación de milla/mille (mil). El sistema usa ambas ecuaciones, la adición y la sustracción, para representar los números (por ejemplo, XX = 20 y IX = 9). Los romanos también utilizaron las fracciones y algunos números llegaron a tener un significado especial (por ejemplo el 365) y hasta los nombres podían traducirse a un número representativo (como es sabido, el de Nerón César al 666).
Medicina
Quizás la contribución más importante que los romanos hicieran al campo de la medicina fue difundir el conocimiento de los asuntos médicos por medio de la publicación de tratados y una mayor accesibilidad para los ciudadanos comunes a un doctor profesional. El Ejército tenía sus propios médicos designados, al igual que los hogares privados más grandes. Los doctores también se hicieron más ambiciosos en sus cirugías, estaban mejor equipados al tener una gran variedad de instrumentos especializados que iban desde fórceps hasta retractores de heridas. Los doctores también pudieron ganar experiencia valiosa al tratar con heridas de guerra y a aquellos heridos en la arena. Otra innovación fue la creación de hospitales especializados dentro de cada campo castrense.
Se produjeron medicinas y éstas estaban más a la libre disposición que antes, con píldoras que solían utilizar plantas y hierbas, que incluían el uso de la morfina a través del jugo extraído del opio. Por medio del mayor estudio del cuerpo con ayuda de la disección, las heridas internas tales como el daño a los riñones y las dislocaciones de la columna también se podían diagnosticar con precisión, aun si su cura era improbable.
La ciencia romana se desarrolló para que tuviera una aplicación práctica y útil en el diario vivir. Usaron el concreto para construir inmensos edificios con cúpulas; desarrollaron catapultas de torsión más efectivas y otras armas; aumentaron el rendimiento de las cosechas utilizando técnicas de rotación de cultivos, irrigación, selección de semillas y poda; utilizaron la cría o reproducción selectiva en la ganadería; construyeron colosales acueductos utilizando el arco; calentaron sus baños y casas; desarrollaron la cartografía e hicieron muchos descubrimientos en medicina. Los romanos también crearon registros detallados de los descubrimientos científicos realizados por culturas anteriores.
¿Qué influencia tiene hoy en día la ciencia romana?
La influencia de la ciencia romana puede verse en el énfasis sobre el uso práctico de descubrimientos científicos y de experimentos. Los romanos estudiaron los logros científicos del pasado y con avidez observaron, probaron y refinaron sus ideas existentes para crear ideas nuevas. Este método sistemático es el pilar propio de los esfuerzos científicos actuales.
Bibliografía
Bagnall, R. et al. The Encyclopedia of Ancient History. Wiley-Blackwell, 2012
Edilsa Sofía es una antigua diplomática y educadora, especialmente interesada en las Artes y los asuntos culturales. Además de otros grados, tiene una maestría en traducción literaria.
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.
Cartwright, M. (2016, septiembre 06). Ciencia romana [Roman Science].
(E. S. Monterrey, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12339/ciencia-romana/
Estilo Chicago
Cartwright, Mark. "Ciencia romana."
Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. Última modificación septiembre 06, 2016.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12339/ciencia-romana/.
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Cartwright, Mark. "Ciencia romana."
Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 06 sep 2016. Web. 10 oct 2024.
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Escrito por Mark Cartwright, publicado el 06 septiembre 2016. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.